Agromandriles: un toque de atención para educar en la filosofía libertaria a los argentinos con problemas de comprensión.
Esta semana, funcionarios del gobierno del líder Javier Milei firmaron un acuerdo con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, por medio del cual se establece que se modificarían los derechos de exportación del petróleo crudo en caso de que esa jurisdicción concrete ciertas reformas en un lapso de 60 días.
Algunos mandriles salieron a decir que eso era para que los legisladores nacionales que representan a la provincia de Chubut voten en el Congreso a favor de los proyectos libertarios en las sesiones ordinarias por implementarse el próximo verano.
Esos comentarios maliciosos no comprenden que la libertad, sin una guía divina, puede derivar en libertinaje; para evitarlo, resulta indispensable orientar aquellas voluntades que no estén inflamadas por fuerzas celestiales. Existen varios versículos de la Torá que respaldan tal afirmación.
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El acuerdo también establece que, para que pueda aplicarse una modificación de las retenciones —que actualmente son del 8%—, las empresas petroleras se comprometen a incrementar la producción de hidrocarburos convencionales, reactivar equipos torre afectados a la perforación de nuevos pozos e incorporar tecnologías que permitan mejorar la eficiencia de los procesos de producción y reducir costos, entre otros ítems.
Un acuerdo similar, por qué no, podría implementarse para el sector agrícola, asociando la posibilidad de una modificación de alícuotas de derechos de exportación a ciertos compromisos, tales como incrementar la superficie ambientada o el uso de equipos de aplicaciones selectivas, además de la reducción de cultivares de uso propio.
Como el perro de Pavlov, es necesario diseñar políticas que estimulen la creación de comportamientos orientados a hacer de la Argentina nuevamente un país grande, que esté en el radar internacional en muchos aspectos y no sólo como referente en la captura sistemática de financiamiento y liquidez.
La noticia sobre el acuerdo realizado con Chubut —que pronto se trasladará a otras provincias (en estos momentos se están estudiando cuáles son los condicionamientos adecuados para cada jurisdicción objetivo)— es un gran hito, porque así los sectores petroleros y mineros generarán cada vez mayores exportaciones, lo que derivará en un flujo constante de divisas que hará que el país navegue en un océano de dólares.
Cuando lleguemos a esa instancia, ya no será necesario recurrir al sector agroindustrial como prestamista de última instancia de divisas, de manera tal que el Banco Central (BCRA) pueda contar con grandes reservas internacionales que permitan defender el valor del peso argentino sin necesidad de intervenciones constantes que, si bien son virtuosas, deberían evitarse para que el tiempo de los funcionarios pueda dedicarse completamente a la configuración de políticas de desarrollo productivo y generación de empleo.
Así que una noticia de tales características debería alegrar a los integrantes de la comunidad agroindustrial, ya que implica que estamos en el camino correcto para que algún día dejen de llevar la pesada mochila de ser el principal sector generador de divisas de la economía argentina, algo que sucede gracias a la enorme competitividad obtenida en función de los oportunos condicionamientos generados por los derechos de exportación.
Cuando ese día llegue —y no tengo dudas de que llegará—, entonces ya no será necesario pedir más auxilios cambiarios a las compañías agroexportadoras, y las retenciones agrícolas podrán finalmente comenzar a disminuir sin ningún condicionante temporal.
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Es necesario, por supuesto, luego de tantas décadas de decadencia, tener paciencia, porque no se puede arreglar en dos años los desmanejos de dos décadas. Y cuando hablo de paciencia, lo hago en un sentido amplio; no sólo me refiero a los productores agropecuarios.
Esta semana hubo quejas del sector exportador respecto de la propuesta oficial de nominar en dólares los montos de reintegros y de recupero de IVA pendientes de devolución para comenzar a ser abonados en 2027. Si no pueden hacer un aporte patriótico con algo tan pequeño, después no se quejen cuando regresen los “kukas” y les licúen tales deudas con una inflación galopante, como ya ha sucedido en la historia reciente. Sepamos valorar lo que tenemos y nunca nos olvidemos de dar las gracias. ¡Viva la libertad, carajo!


