En lo alto de la Pampa de Achala, dentro de un área protegida y en contacto directo con el Parque Nacional Quebrada del Condorito, una empresa familiar cordobesa desarrolla un sistema ganadero regenerativo y reforestación con especies nativas.
Producir en un parque nacional no es lo mismo que hacerlo en cualquier otro campo. En la Pampa de Achala, provincia de Córdoba, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, las condiciones naturales, las limitaciones de acceso y las restricciones legales marcan un escenario particular para la ganadería. Allí se ubica Estancia Atalaya SA, un establecimiento familiar de 4.500 hectáreas, que combina producción ganadera con conservación de un ecosistema estratégico para el centro del país.
Estancia Atalaya: un modelo familiar en la Pampa de Achala
“Estamos en un área remota, con temperaturas diez grados más bajas que en la ciudad de Córdoba, y además formamos parte de una reserva natural privada lindante al Parque Nacional Quebrada del Condorito”, explicó a AIRE Agro Carlos Defilippi, presidente de la empresa.
Eso implica no solo desafíos productivos, sino también obligaciones de cuidado: el campo se encuentra dentro de una zona de reserva hídrica provincial, donde el suelo cumple un rol clave en la captación y regulación del agua que abastece a las principales cuencas cordobesas.
El sistema de la empresa involucra pastoreo planificado y proyectos de reforestación con vegetación nativa. Además, busca incorporar un mecanismo para valorizar el esfuerzo en el cuidado de medio ambiente, con la comercialización de bonos de carbono, y generar alianzas con firmas internacionales que impulsan programas de conservación y biodiversidad.
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Ganadería regenerativa en altura y manejo holístico de pasturas
El proyecto se apoya en un sistema de manejo holístico que busca regenerar las pasturas naturales. Con 400 vacas de cría, caballos y algunas ovejas, la estrategia consiste en concentrar la hacienda en un solo rodeo y rotarla por potreros, favoreciendo el descanso de los pastizales.
“El manejo holístico es una forma de ganadería regenerativa: definimos cuántos animales entran y cuándo, de acuerdo con los tiempos de recuperación del pasto. Así logramos que florezca y semille, y que reaparezcan especies nativas de alto valor forrajero que ya casi no se veían”, señaló Defilippi.
El impacto fue rápido: se detectaron leguminosas y tréboles nativos con buena calidad, lo que mejoró la oferta forrajera. Esta mayor disponibilidad de alimento para los animales, también se trasladó como una mejora en el ambiente, en un sitio estratégico para la región. “Nosotros hacemos un manejo regenerativo dentro de una reserva natural nacional y una reserva hídrica provincial. Es un ecosistema clave, donde el suelo actúa como una esponja que retiene y drena agua hacia las cuencas cordobesas”.
Para sostener este modelo, la estancia invierte en subdivisiones y aguadas. “Arrancamos con cuatro potreros y hoy vamos por el número 11. Allá arriba hacer alambrados es mucho más complejo, pero es lo que permite mejorar la eficiencia del sistema”, reconoció.
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Captura de carbono y alianzas internacionales en la producción ganadera
En el marco de este plan de manejo sustentable, la firma se incorporó a un programa de captura de carbono. “Trabajamos con Carbos, una empresa vinculada a Boomitra, una startup de Estados Unidos que desarrolló una tecnología para medir la captura de carbono mediante radares e imágenes satelitales”, explicó.

Si bien la posibilidad de certificar y vender bonos de carbono representa una oportunidad, Defilippi fue prudente: “En ese sentido soy muy conservador”, afirmó, y explicó que la principal motivación para implementar el manejo holístico sigue siendo la regeneración de las pasturas naturales.
“Obviamente, si fuese posible vender bonos de carbono y con buenos precios, con el potencial que tenemos para capturar, es muy interesante porque nos movería la aguja. Pero lo considero algo a largo plazo”, dijo.
Reforestación con especies nativas para conservar agua y biodiversidad
Buena parte del establecimiento se encuentra cubierto por bosque nativo, por lo que la empresa cumple con los requisitos establecidos por la Ley forestal de la provincia de Córdoba sin necesidad de realizar compensaciones adicionales.
No obstante, la empresa avanzó en una iniciativa para plantar tabaquillos, un árbol nativo de las Sierras Grandes de Córdoba, que crece en altura, es resistente al frío y juega un papel importante en la retención y regulación del agua, además de ser clave para la biodiversidad.
“Fue una inquietud que surgió de nosotros, para cuidar el ecosistema de la zona y, a la vez, tener la posibilidad de vender bonos de carbono a futuro”, explicó Defilippi.
Para este proyecto se generó una alianza con la ONG cordobesa Bosques de Agua, que desarrolla un programa de reforestación y conservación de bosques nativos en las Sierras de Córdoba, con el objetivo de restaurar la cuenca hídrica de la región.
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Desafíos y soluciones para la ganadería sustentable en altura
La primera plantación en Estancia Atalaya se realizó en febrero de 2024. Estaba previsto repetir la experiencia este año, pero el proceso se postergó. “Bosques de Agua está desarrollando una forma de siembra más eficiente. Seleccionaron semillas con mayor probabilidad de germinar y diseñaron un compuesto donde se incorpora la semilla y permite hacer siembra directa de manera manual”, detalló.
La primera experiencia de plantación mostró buenos resultados. “Solo se riega en el momento de implantar las plantas. Después no se vuelve a intervenir. Este año trabajamos en mejorar el sistema de clausura del área. A veces se piensa que reforestar es solo ir y plantar árboles, pero hay mucho más: controlar, mantener y proteger el sitio es parte central del proceso”, remarcó.