La caída de los embarques en noviembre expuso el impacto inmediato de la desaceleración china sobre el comercio exterior de carne vacuna. La investigación por salvaguardia en curso y la elevada concentración de ventas en ese mercado abren un escenario de riesgo para la Argentina de cara a 2026.
Las exportaciones de carne bovina argentina mostraron en noviembre una señal clara de enfriamiento que volvió a poner en primer plano la elevada dependencia del negocio con China. Según el reporte semanal de Rosgan, durante ese mes los embarques totales alcanzaron 64.477 toneladas peso producto, un 5,4% menos que en octubre, con una baja adicional del 2,7% en el valor promedio de exportación. Se trató de una retracción inusual para un período que históricamente concentra una fuerte demanda del mercado chino.
Un noviembre atípico para las exportaciones de carne vacuna
El freno tuvo un origen definido. Más del 90% del volumen perdido en noviembre respondió a menores envíos a China. Las exportaciones hacia ese destino totalizaron 46.180 toneladas, lo que implicó una caída mensual del 9,3% y una merma interanual cercana al 14%. Aun así, el gigante asiático explicó el 72% del total exportado por la Argentina en el mes, una participación que refleja el alto grado de exposición del sector local a ese mercado.
Los datos preliminares de diciembre, construidos a partir del ritmo de certificaciones diarias del SENASA y relevados por Rosgan, anticipan que la tendencia continuó, con volúmenes más de 10% por debajo de los registrados en igual mes del año anterior. El fenómeno no fue exclusivo de la Argentina: Brasil, principal proveedor de China, también redujo sus embarques en noviembre, lo que sugiere un ajuste generalizado de las compras asiáticas.
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La investigación por salvaguardia y el “impasse” de los importadores chinos
Detrás de este “impasse” aparece un factor central: el contexto político-comercial. China mantiene en curso una investigación por salvaguardia sobre las importaciones de carne vacuna, iniciada en diciembre de 2024, bajo el argumento de que el aumento repentino y drástico de las compras externas habría perjudicado gravemente a su industria local. En un escenario de sobreoferta en su mercado interno, el Ministerio de Comercio chino decidió a fines de noviembre extender el plazo de la investigación hasta el 26 de enero de 2026.
Mientras se desarrolla ese proceso, los compradores chinos parecen haber moderado su accionar. De acuerdo con datos de la Administración General de Aduanas de China (GACC), citados en el reporte semanal de Rosgan, en noviembre las importaciones totales de carne vacuna cayeron 33% respecto de octubre y 28% en la comparación interanual. En términos de valor, las compras también retrocedieron más de 16%. Aun así, en el acumulado del año, China continúa importando volúmenes históricamente elevados, lo que refuerza la idea de que la actual retracción responde más a una pausa estratégica que a un cambio estructural del consumo.
Una dependencia que expone a la cadena ganadera argentina
Para la Argentina, el impacto de esta dependencia es significativo. En los primeros once meses del año se exportaron unas 655.000 toneladas peso producto, de las cuales cerca del 70% tuvo como destino China. Se trata mayormente de cortes congelados de bajo valor, lo que convierte a ese mercado en un destino de volumen más que de precio. En un contexto de fuerte suba del valor de la hacienda —muy por encima de la capacidad de convalidación del resto de la cadena—, este esquema reduce el atractivo del negocio exportador para los frigoríficos.

El contraste con otros destinos es marcado. Estados Unidos y la Unión Europea absorben una porción mucho menor del volumen exportado, pero a valores muy superiores. Según destaca Rosgan, mientras los sets de cortes enviados a China promedian alrededor de USD 5.000 por tonelada FOB, Estados Unidos paga cerca de USD 9.100 y la Unión Europea supera ampliamente los USD 12.000, llegando a más de USD 18.000 en el caso de la cuota Hilton. Cada tonelada redireccionada hacia estos mercados permitiría duplicar o incluso triplicar el ingreso obtenido.
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De allí que el freno de la “aspiradora” china vuelva a poner sobre la mesa la necesidad de diversificar destinos. Aunque en lo que va del año las exportaciones de carne generaron ingresos por más de USD 3.500 millones, un 17% más que en 2024 pese a los menores volúmenes, la elevada concentración en un solo mercado deja a la cadena expuesta a decisiones externas.
La definición del proceso en China, con una primera instancia clave a partir de febrero, será determinante. Si el gigante asiático avanza con restricciones, el impacto podría sentirse en toda la cadena de ganados y carnes local. En sentido inverso, una mayor inserción en mercados de mayor valor permitiría amortiguar esos riesgos y mejorar sensiblemente la ecuación del negocio exportador argentino.
