Este concepto representa el momento exacto del año en el que una persona asalariada ha terminado de trabajar solo para cumplir con sus obligaciones impositivas. A partir de ese día, cada peso ganado, en teoría, se destina al consumo propio y no al fisco.
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El IARAF elaboró su análisis a partir de cuatro perfiles de familias tipo (matrimonio con dos hijos), cuyos ingresos brutos mensuales van desde $1.550.000 hasta $7.100.000. La estimación incluye los principales impuestos nacionales, provinciales y municipales, tanto directos (como Ganancias, Bienes Personales, aportes y contribuciones) como indirectos (IVA, Ingresos Brutos y tasas locales).
Uno de los datos más contundentes del estudio es que, en promedio, un asalariado formal destina el 50% de su ingreso total al pago de impuestos. Esto equivale a entre 173 y 182 días trabajados solo para cumplir con el fisco.
El informe también aclara que el “ingreso total” considerado no es solo el salario en mano, sino el sueldo bruto más las contribuciones patronales, es decir, el costo total que representa el trabajador para su empleador.
En un país con 155 tributos diferentes vigentes entre Nación, provincias y municipios, la presión fiscal sigue siendo uno de los factores más debatidos en torno a la estructura económica y laboral de la Argentina.
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El dato es contundente: hasta mediados de año, más de la mitad de lo que se trabaja se destina al Estado. Solo a partir del 22 de junio, según el IARAF, comienza la verdadera independencia económica para los trabajadores formales del país.