Por novedosos, pero también por “disruptivos”, ya que se basan en procesos naturales y funcionan de un modo diferente a los instalados en el agro, la curiosidad es tan grande como la necesidad de información precisa para su adopción.
Productores y asesores del agro coinciden: falta información sobre estos productos
Partiendo de este diagnóstico, la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) diseñó un primer congreso específico, que tuvo lugar en Rosario este jueves 12 de junio. El aluvión de asistentes confirmó el gran interés de asesores, empresas y productores. Más de 1.200 personas colmaron el auditorio para escuchar, de primera mano, a especialistas del mundo académico y tecnológico, de Argentina y de países líderes en la adopción de estos productos, como Brasil y EE.UU.
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Federico Elorza, coordinador de gestión sustentable de CASAFE, contó a AIRE Agro que un sondeo previo entre productores y asesores reveló la existencia de muchas dudas sobre la implementación de estas herramientas. “Estamos trayendo información de Estados Unidos, de cómo el farmer americano las está incorporando; también de Brasil, que es el mercado más grande que hay de biológicos a nivel mundial; y las que hay en nuestro país. La idea es poder traer un pantallazo general”, resumió sobre el objetivo del evento.
El ejecutivo precisó que en Argentina los productos biológicos representan entre 3.5 y 4% del mercado, pero con un incremento del 11% interanual. “Es un crecimiento enorme”, dijo, que podría saltar al 20% cuando desembarquen los herbicidas, aún en proceso de desarrollo.
Ocurre que en el país los productos para el combate de malezas representan el 75% del mercado total de insumos. “La problemática más grande que hay hoy es de malezas, entonces poder tener una herramienta biológica el control va a pegar muy fuerte en el mercado”, sostuvo.
“La gran concurrencia nos da a nosotros mucha fuerza y también nos manda un mensaje: nos falta información; porque se habla muchísimo de biológicos pero hay poca claridad y esa información es la que nosotros queremos traer a este espacio para brindarla a los usuarios”, añadió.
Del agroquímico al biológico: una transformación que avanza en el agro argentino
Por su parte, el consultor Luis Mogni, especialista en la cadena de distribución de agroinsumos, planteó que “en la industria hay una necesidad de pensar qué productos nuevos usar; y entre los consumidores hay una necesidad real de bajar el impacto químico que tenés en el mercado”. Sobre la concurrencia, dijo: “nos sorprendió a todos, no es habitual encontrar tanta gente en un primer congreso de biológicos”.
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Sobre los “bioinsumos” en Argentina, explicó que hace 30 años están instalados los curasemillas para soja, mientras empiezan a crecer otros como los bioestimulantes, sobre todo para contrarrestar los efectos indeseados en los cultivos de los herbicidas, que son cada vez más potentes.
A futuro, Mogni interpreta que los biofertilizantes tienen mucho margen de crecimiento, “porque Argentina tiene un déficit muy fuerte en el uso de fertilizantes sólidos”, además de que el biológico ayuda a bajar la huella de carbono.
En cuanto a bioinsecticidas, reveló que dieron un salto a causa de la chicharrita. “Vemos un crecimiento de 109%, claramente porque había una necesidad y los bioinsecticidas dieron una solución a ese proceso”.
La tecnología detrás de los bioinsumos: por qué los bioherbicidas son el gran desafío
En ese sentido, consideró que estos productos no tendrán inconvenientes en instalarse, en tanto impliquen soluciones prácticas. “Cuando hay una necesidad y si tenés la respuesta o el producto adecuado para resolver esa necesidad, la demanda existe y el mercado crece”, evaluó. Y reiteró: “va a haber un incremento muy fuerte en el tema de biofertilizantes y claramente bioinsecticidas”.
A favor, añadió que los bioinsumos permiten trabajar en los periurbanos, “donde las sociedades urbanas no quieren que vos trabajes químicos”. Lo mismo que “atender una demanda cada vez más orgánica”, por parte de los consumidores.
Los próximos desarrollos, a su criterio, serán los tratamientos de semillas para gramíneas y pasturas, que no solo significarán mejores rindes, sino también “la posibilidad de que se pueda cultivar en suelos salinos”.
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Mientras que el gran desafío en el país son los bioherbicidas. “Argentina necesita desarrollar este mercado, porque las soluciones que estamos teniendo en algún momento se van a agotar; y el tema de herbicidas es un gran desafío para los biológicos”.
Mogni indicó que estos productos ocupan el 1% del mercado de fitosanitarios en el mundo, pero advirtió que el desarrollo y adopción en el país “nos va a llevar todavía dos o tres años más”.
La principal dificultad, explicó, es que trabajan sobre los ciclos de Krebs (también conocido como ciclo del ácido cítrico o ciclo de los ácidos tricarboxílicos, una ruta metabólica central en la respiración celular) para frenar la producción de energía en las plantas. “Lo cual lo hace mucho más lento y mucho más difícil de impactar, porque siempre tenés un proceso que reactiva la planta”.