La región pampeana registra un escenario hídrico excepcional que impulsa las perspectivas de la campaña triguera 2025. Técnicos y productores proyectan un año de alta producción gracias a las condiciones favorables de los cultivos.
La región pampeana atraviesa un inédito escenario hídrico que abre las puertas a una campaña de trigo con perspectivas excepcionales. Según datos de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, en lo que va de 2025 las lluvias ya superan ampliamente los valores medios históricos en el 73% del área, con acumulados que sobrepasan los 300 milímetros por encima de lo habitual en el noreste bonaerense.
Localidades como Chacabuco y 9 de Julio encabezan el ranking con 1.040 y 1.030 milímetros respectivamente, mientras que Baradero registra 950 mm y Saladillo, 930 mm. Estos registros son considerados un indicador clave para la producción triguera nacional, dado que no es frecuente que las precipitaciones favorezcan simultáneamente a toda la región pampeana. Fenómenos de esta magnitud solo se han observado en campañas récord como la de 2021/22, cuando se alcanzaron 23 millones de toneladas.
Julio confirma la tendencia de lluvias por encima de lo normal
Julio ratificó los pronósticos de un invierno con lluvias por encima de lo normal y buena distribución, llegando incluso al oeste y a zonas del norte del país. Este aporte hídrico consolida un escenario con altas probabilidades de lograr volúmenes de producción significativos, aunque técnicos y productores advierten que las condiciones también podrían favorecer la aparición de enfermedades, lo que obligaría a reforzar las aplicaciones preventivas.
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Actualmente, el trigo ingresa a octubre con un 80% del área cultivada en condición muy buena, cifra que contrasta con el desempeño del año pasado. La siembra alcanzó 6,9 millones de hectáreas, misma superficie que en la campaña récord 2021/22. Si se mantienen condiciones climáticas normales y rindes promedio, la producción podría superar los 20 millones de toneladas.
Estado de la siembra por provincias
En Buenos Aires y La Pampa, la implantación se completó pese a recortes de área en el noreste y sudeste bonaerense, donde el exceso hídrico y ajustes en los márgenes llevaron a destinar parte de la superficie a cebada y girasol.
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En el norte del país, Santiago del Estero y Chaco muestran realidades dispares. En el primero, la siembra se detuvo por falta de agua, con una merma estimada en 40.000 hectáreas, aunque se esperan lluvias para mejorar el estado de los lotes y habilitar la implantación de girasol. En Chaco, pese a un recorte de 60.000 hectáreas, los cultivos lucen parejos y en muy buen estado gracias a las lluvias de julio, aunque ya comienzan a demandar nuevos aportes de agua.
La conjunción de reservas hídricas históricas y un inicio de campaña favorable instala un escenario de alta expectativa para el trigo, que podría consolidarse como una de las cosechas más abundantes de los últimos años.