Malestar en la ganadería por el proyecto de impuesto al metano. La Cámara de Feedlot denuncia que no tiene sustento técnico y solo suma presión fiscal.
La Cámara Argentina de Feedlot expresó su preocupación y rechazo contundente al proyecto de ley presentado en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, que propone crear una tasa ambiental vinculada a las emisiones de metano del sector ganadero.
Según detalló la entidad, la iniciativa “lejos de buscar cumplir con la normativa ambiental existente”, constituye un intento de establecer un nuevo régimen recaudatorio destinado a financiar la gestión de residuos sólidos urbanos, utilizando como fundamento a la actividad ganadera.
Desde la Cámara señalaron que el proyecto pretende gravar a la actividad “por el simple hecho de que el ganado respire”, sin considerar el impacto económico que generaría sobre uno de los sectores que más empleo y arraigo territorial producen en el interior bonaerense.
LEER MÁS ► Feedlot ecológico: menos carga, más bienestar
Además, la entidad calificó como “de suma gravedad” el desconocimiento técnico de quienes impulsan el proyecto, al no contemplar criterios como captura, absorción o balance dentro del sistema productivo. Sostienen que la medida solo perjudicaría al agregado de valor y a las cadenas productivas vinculadas.
Reclamo contra la presión tributaria
La Cámara también remarcó que la provincia de Buenos Aires es una de las jurisdicciones que “más castigan impositivamente a la ganadería”, por lo que consideraron inadmisible sumar un nuevo tributo disfrazado de medida ambiental.
En ese sentido, la entidad concluyó que el proyecto “no tiene relación con la finalidad que intenta aparentar” y representa un intento más de incrementar la carga fiscal sobre el sector.
El proyecto
La iniciativa, que plantea la creación de la Tasa Ambiental sobre el Metano en Buenos Aires (Tamba), apunta a gravar la emisión de gas metano proveniente de explotaciones ganaderas, con el objetivo declarado de mitigar el impacto ambiental de esta actividad y promover prácticas productivas sostenibles.
Según el texto impulsado por Klug, el impuesto se calcularía en base al kilogramo de dióxido de carbono equivalente (CO₂e) que genere cada establecimiento ganadero, considerando la cantidad y tipo de cabezas de ganado y otros factores productivos.

Los fondos recaudados integrarían un nuevo fondo fiduciario destinado a compensar emisiones, principalmente a través de políticas de reducción del metano en la gestión de residuos sólidos urbanos.
La diputada fundamentó su propuesta en la necesidad de “mejorar las condiciones sociales, ecológicas y productivas” de la provincia, fomentar Buenas Prácticas Ganaderas y avanzar hacia un esquema de Responsabilidad Extendida del Productor en materia ambiental.
