La ola polar provocó daños en cultivos sensibles, con pérdidas de volumen, calidad y retrasos en los ciclos de crecimiento. Productores reportan escasez de hojas frescas y se espera menor disponibilidad en los próximos días.
La ola polar de esta semana se sintió en la produción de verduras de hoja del cordón frutihortícola de Santa Fe y en las quintas frutilleras de Coronda, con consecuencias visibles en el ritmo de producción, la calidad de los cultivos y la oferta en los mercados.
Daños en verduras de hoja: menos volumen, menor calidad y crecimiento lento
En el cinturón verde del Gran Santa Fe —donde unas 1.500 hectáreas concentran la producción de verduras de hoja como lechuga, rúcula, acelga y espinaca, además de zapallito, chaucha y algunos cultivos de fruto— el fenómeno meteorológico dejó daños visibles.
Mariano Gatti, jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Monte Vera, señalo a AIRE Agro que la ola polar fue “bastante intensa” y combinó tanto una baja abrupta de temperatura como una prolongada duración de las heladas.
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El impacto varió según la ubicación de los lotes, la humedad del suelo, la presencia de árboles o protecciones como mallas. Sin embargo, los cultivos de hoja fueron los más afectados: se observó amarillamiento de las hojas externas en plantas de lechuga, pérdidas de volumen y deterioro estético, algo clave para el mercado de frescos. “No sería extraño que uno vaya a la verdulería y encuentre una lechuga o una rúcula que no le parezca fresca”, señaló el ingeniero agrónomo.
Además del deterioro en la calidad, la ola de frío ralentizó el crecimiento vegetal. “Una lechuga que normalmente está lista en 45 días, ahora puede demorar hasta 65”, explicó. Esto, sumado a las pérdidas ya registradas, implica una menor oferta y una probable presión sobre los precios al consumidor. Aunque por ahora el impacto económico directo sobre los productores no sería significativo, sí se prevé una afectación en el ritmo de abastecimiento del mercado.

Juan Carlos Favaro, ingeniero agrónomo y productor, coincidió en que “el impacto más serio es que está todo parado hace 15 días” y que los cultivos de hoja “no crecen nada”. Aclaró que la verdadera baja en la oferta se sentirá en los próximos días, cuando debiera empezar a cosecharse lo que ahora no avanza en el campo. “El daño es más económico porque no hay mercadería para vender”, afirmó.
Cómo seguirá el abastecimiento y cuándo se sabrá el impacto real en la campaña
Desde el Mercado de Productores de Santa Fe, su presidente Carlos Otrino confirmó a AIRE Agro una incipiente disminución en la entrada de productos del cinturón verde, en especial lechuga repollada, brócoli y acelga. En cuanto a la rúcula, la situación es más crítica: “no hay, ni siquiera de invernadero ni hidroponia, al menos hasta la semana próxima”. A pesar de esto, los precios en el mercado mayorista “se movieron poco, por ahora”.
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Desde Coronda, donde se concentra la producción de frutilla, la ingeniera agrónoma del INTA María del Huerto Sordo destacó que el 2 de julio se registró una mínima de -4,8 °C, una temperatura que dejó huellas tanto en flores como en frutos.
La afectación varió según la cercanía al río —que mitiga el frío—, el tipo de cobertura (los microtúneles más nuevos mostraron más daño) y el estado fenológico de las plantas. “Las que están en plena floración fueron más afectadas”, explicó.
Aunque aún no se puede medir con precisión la pérdida, se espera que en agosto haya datos sobre el impacto real en la producción temprana.