Con Europa en retroceso y Estados Unidos centrado en sólidos, Sudamérica aparece como la gran oportunidad exportadora. Argentina puede consolidarse como proveedor clave de leche y derivados para el mercado global.
El mercado internacional de lácteos atraviesa un proceso de transformación que abre una ventana única para Sudamérica y, en particular, para Argentina. Con Europa en retroceso productivo, Oceanía sin margen para expandirse y Estados Unidos orientado a la mejora en sólidos más que en volumen, la región aparece como la gran apuesta para cubrir la creciente demanda de alimentos lácteos hacia 2035.
De acuerdo con las proyecciones brindadas a AIRE Agro por Mauro Gorgerino, médico veterinario y consultor técnico, en los próximos diez años el consumo mundial pasará de 95 a 115 millones de toneladas de lácteos.
Esa brecha de 20 millones de toneladas coincide con una oferta más restringida de los principales exportadores históricos: Europa podría perder entre un 10 % y un 15 % de su producción por regulaciones ambientales; Estados Unidos crecería en torno al 14 %, mientras que Oceanía mantendría niveles estables. En contraste, Sudamérica tiene la posibilidad de triplicar su producción y convertirse en un actor clave para abastecer al mundo.
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“El mundo está esperando con los brazos abiertos a Sudamérica para que podamos exportar leche”, resumió el especialista durante una jornada técnica ganadera organizada por la región Córdoba Norte de CREA.

El consumo mundial de sólidos: grasa y proteína como nueva clave comercial
Según Gorgerino, el mercado ya no paga por litros de leche, sino por sólidos: grasa y proteína. La manteca y los derivados grasos pasaron a ser los productos más demandados, con valores que oscilaron entre 6.500 y 6.700 dólares por tonelada, por encima de la leche en polvo. Este cambio se aceleró cuando estudios científicos demostraron que los sólidos no son nocivos para la salud, sino beneficiosos en dietas equilibradas.
China e India representan los grandes polos de consumo potencial. Mientras que en Estados Unidos el consumo per cápita ya ronda los 300 kilos anuales, en India y China apenas supera los 30 kilos. Con poblaciones que suman miles de millones de personas, el margen de crecimiento es enorme. Brasil también combina proyecciones demográficas positivas con espacio para expandir la ingesta, aunque sus limitaciones ambientales frenan la producción interna.
Europa, en cambio, muestra un horizonte adverso: en los próximos cinco años perdería entre 3.000 y 5.000 millones de euros en exportaciones, producto de la retracción productiva. En paralelo, África será la región de mayor crecimiento poblacional, aunque con un mercado de menor poder adquisitivo.

Argentina incrementa producción de sólidos y fortalece exportaciones
Entre 2023 y 2024, las exportaciones argentinas de lácteos volvieron a representar un 25 % de la producción nacional, tras años de retroceso. Además, la lechería local comenzó a alinearse con la tendencia global: en el primer semestre de 2025, la producción de grasa y proteína creció un 14 % interanual, reflejo de mejoras en genética, manejo y nutrición.
En este contexto, Argentina se perfila como un proveedor alternativo para mercados vecinos, como Brasil, y otros destinos globales.
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Según Gorgerino, el desafío está en la competitividad interna. Tras un 2024 excepcional en márgenes, en 2025 los tambos enfrentan menor poder de compra y mayores exigencias de eficiencia. El litro de leche cayó a 36 centavos de dólar y los costos de alimentación representan más del 55 % de la estructura. La rentabilidad se redujo a poco más del 10 % de la facturación, lo que obliga a optimizar el negocio con mayor escala, gestión eficiente y adopción de tecnología.
“Las empresas ordenadas, con parámetros de eficiencia, incluso en las crisis más profundas han ganado dinero. La eficiencia seguirá marcando si un tambo permanece o queda fuera del negocio”, aseguró.
Para aprovechar la oportunidad exportadora, la Argentina deberá consolidar políticas de previsibilidad, estimular inversiones en agregado de valor y posicionarse como proveedora confiable de sólidos lácteos de calidad para el mundo.