Los aranceles impuestos por EE.UU. a la carne de Brasil reconfiguran el mercado global, abriendo una ventana comercial para Argentina, que además mejoró la competitividad gracias a la baja de retenciones y la suba del dólar. Mientras los precios internacionales suben, la faena local cae y se proyecta menor oferta ganadera para el consumo interno.
La actividad exportadora de carne argentina se ve atravesada por un escenario inédito: la combinación de una mayor demanda global, mejores precios internacionales, la baja de los derechos de exportación y el reacomodamiento del mercado mundial tras los aranceles impuestos por Estados Unidos a Brasil.
El mercado mundial de carnes cambia: sanciones a Brasil y nueva demanda global
El presidente de EE.UU., Donald Trump, firmó esta semana una orden que establece que, a partir del 6 de agosto, gran parte de los productos brasileños deberán pagar un arancel adicional del 40%, que se suma a una tasa previa, totalizando un 50%. Esta medida alcanza a la carne vacuna, que hasta ahora Brasil exportaba dentro de la cuota llamada «Otros Países». Esa cuota fue completada en apenas 20 días de enero, gracias al alto nivel de productividad brasileño.
Pero la situación es aún más compleja para el principal competidor del Mercosur. Las exportaciones brasileñas por fuera de ese cupo deben pagar un arancel histórico del 26,4%, lo que eleva la tasa total al 76,4%, volviendo prácticamente inviable la colocación de carne en ese mercado.
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Este cambio radical en el tablero global abre una ventana de oportunidad para la Argentina. Según el analista Rafael Tardáguila, Brasil llegó a exportar hasta 40.000 toneladas mensuales a EE.UU., pero en julio, temiendo represalias comerciales, ya redireccionaba su carga a China. Ese mes, las exportaciones brasileñas al mercado estadounidense cayeron a menos de 15.000 toneladas.

Argentina frente a una oportunidad estratégica en exportación de carne
En este contexto, Argentina no solo encuentra un espacio libre para ocupar en el mercado estadounidense, sino que además logra mejores precios. De acuerdo con la Asociación de Productores Exportadores, dentro de la cuota de 20.000 toneladas asignada al país, se están logrando precios de hasta 11.000 dólares por tonelada, mientras que por fuera del cupo las ventas rondan los 8.000 dólares.
Además, la competitividad argentina mejoró con la reciente reducción de los derechos de exportación al 5% y la suba del valor del dólar, lo que mejora el margen de rentabilidad para los exportadores. No obstante, estos señalan que la mejora no fue tan significativa, ya que la suba del dólar y la quita de retenciones se trasladaron directamente a los precios internos.
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En efecto, el precio del novillo en gancho subió a 5.600/5.700 pesos por kilo, con una recuperación de al menos 1.050 pesos en apenas dos semanas. Las vacas, por su parte, tuvieron incrementos aún mayores: en un mes, las de tipo conserva subieron un 60%, según las cotizaciones del Mercado Agroganadero de Cañuelas.
Si embargo, hay factores amenazantes a seguir de cerca. Por un lado, la mayor oferta brasileña redireccionada a China está comenzando a generar presión bajista sobre los precios en ese mercado. Al cierre de la semana, los importadores asiáticos comenzaban a presionar a la baja las cotizaciones, lo que podría afectar las perspectivas argentinas en ese destino clave.
Por otro lado, la oferta interna de carne en Argentina se ve condicionada por la baja en la faena, lo que genera dudas sobre el abastecimiento del mercado local en los próximos meses.

Qué pasa con la faena vacuna y la oferta ganadera en 2025
El analista Víctor Tonelli había anticipado a comienzos de año una baja en la faena vacuna para 2025, y los datos de julio del Senasa confirmarían que esa previsión empieza a concretarse.
Durante la primera mitad del año, la faena total igualó los registros de 2024, pero con diferencias significativas en su composición: la cantidad de vacas enviadas a frigoríficos fue un 12% menor, consecuencia de una mayor preñez, y aumentó la oferta de vaquillonas.
A partir de julio, las estadísticas oficiales confirman que comienza a consolidarse este nuevo escenario. La oferta tiende a reducirse en las categorías adultas, mientras empieza a ingresar la hacienda proveniente de feedlots, que acumulan 2 millones de animales en sus corrales.
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Según datos del Senasa, en julio los productores solicitaron permisos para faenar 1,2 millones de cabezas, lo que representa una caída del 4,6% respecto del mismo mes de 2024.
Si se ajusta por cantidad de días hábiles, la caída es más pronunciada. En julio se trabajó durante 22 días hábiles, con un promedio de 54.500 animales diarios. En junio se operaron 19 días, con un promedio de 60.000 cabezas por jornada. Eso equivale a una baja del 10%.
Tomando un peso promedio de 230 kilos por res, la producción de carne en julio habría alcanzado las 276 mil toneladas, de las cuales 80 mil se destinaron a exportación. Esto deja un volumen disponible para el consumo interno de entre 49 y 50 kilos por habitante al año.
A pesar de la menor faena diaria, el consumo no cayó gracias a la mayor cantidad de días operativos en el mes. Sin embargo, si la tendencia a la baja en la faena continúa y las exportaciones se mantienen altas, es probable que en los próximos meses haya menos carne disponible para el mercado interno.
Con este panorama, el mercado cárnico argentino transita una etapa de transformación: entre oportunidades inéditas en el frente externo, tensión sobre el abastecimiento local y precios que se recalientan tanto por factores internos como externos.