Datos del Senasa revelan un nuevo retroceso en la producción de carne
El Senasa difundió esta semana los datos de la segunda campaña de vacunación contra la fiebre aftosa que abarcó a las categorías menores, es decir, terneros, vaquillonas, novillitos y novillos.
Las vacas y toros se vacunan sólo en la primera parte del año. Por eso, para tener el dato preciso sobre el stock ganadero habrá que esperar al informe que en unas semanas más publicará la secretaría de Agricultura. Eso servirá para tener precisiones, pero ya está confirmada la reducción del rodeo ganadero.
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En la segunda vacunación contra la aftosa del 2024 se encontraron 820 mil cabezas menos de las categorías menores. El analista Ignacio Iriarte dijo que “la caída del stock en estos casos es de 2,8%”. Cuando se computen vacas y toros se supone que la baja porcentual sería algo menor pero lo preocupante es que no se detiene y mucho menos se revierte la tendencia.
El futuro de la ganadería argentina: menos stock y menor producción de carne
La Argentina llegó a tener en 2005 y 2006 más de 60 millones de vacunos. En esos años comenzó la intervención en los mercados ganaderos. En 2005 arrancaron los controles de precios y luego la suspensión de las exportaciones, que se agregaron a otra medida previa y distorsiva: la implementación de derechos de exportación.
Todo ello, combinado con varios años de crisis y falta de certezas respecto del rumbo político y económico, derivó en esta situación.
Iriarte se mostró sorprendido por la cantidad de terneros vacunados. Fueron 14,2 millones de animales, número similar al del año previo. “Sorprende que no se recupere el número de terneros, se suponía que podría haber una mejora por el cambio en la tendencia climática”. La preñez de las vacas se jugó antes de que las lluvias retornen en 2023, recién a fines de ese año, y no se logró revertir el estado de los animales, que venía muy castigado por la seca previa.
Respecto de las demás categorías vacunadas, Iriarte dijo que se verifica una caída de 6% en vaquillonas. Esto habla de mayores envíos a los feedlots, que tiene relación directa con la menor reposición de vientres con animales propios por parte de los criadores.
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Esto indica claramente que no hay una apuesta por el incremento de los rodeos de cría, lo que es necesario para obtener más teneros que puedan transformarse en animales listos para la faena y sobre todo en novillos pesados.
En tal sentido cabe señalar que el número de novillitos se redujo 4% y el de novillos 4,4%. Esto da cuenta de una retracción de lo que debería ser el objetivo de toda la cadena ganadera: obtener machos con muchos más kilos que los actuales. Es decir, producir novillos de más de 420/430 kilos, que era lo que hacía la Argentina antes del proceso de agriculturización, de las múltiples intervenciones en los mercados y de la crisis económica en la que está el país hace años
En 2006 Argentina llegó a tener un stock de 6 millones de novillos, hoy es de apenas 2,5 millones. La caída es de 58%, nada menos. Que los animales que se manden a faena tengan poco peso significa menor producción por unidad en los campos, en los feedlots y en la industria frigorífica.
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Si se producen menos vacunos y de bajo peso es porque se invierte menos. Nadie invierte poco en negocios ciertos y con rentabilidad. Y si caen esos indicadores es porque la actividad no reciben las señales necesarias ni deja los márgenes esperados.
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La caída del rodeo ganadero que se confirma con los datos de esta campaña de vacunación ratifica lo que indicó semanas atrás el analista Andrés Costamagna.
Según este consultor el stock ganadero, computando las vacas y toros, quedaría en 51 millones de animales, lo que indica una pérdida de 1,8 millones de vacunos y una reducción porcentual de 3,5%.
Esta disminución de las existencias va a repercutir en la faena ganadera. En los primeros dos meses del año ya se observa una caída significativa, que se mantendrá al menos durante el primer semestre. Hasta bien entrado el otoño, cuando los feedlots ofrecen al mercado lo encerrado en el inicio de la zafra de terneros, la disponibilidad de hacienda para los frigoríficos será menor a las del año pasado.
En definitiva, la carne vacuna seguirá siendo un bien escaso. Esto impactará de forma negativa en las industrias, cuyo negocio es de volumen, y -en menor medida- en el consumo, ya que las exportaciones, pérdida de competitividad mediante, serán menores a las de 2024.