La charla de Enresto Cruz en el Congreso Internacional de Maíz dejó un mensaje claro: la eficiencia y el alto rendimiento son alcanzables a través de la pasión, la medición rigurosa y la atención obsesiva a los detalles.
Ernesto Cruz, el aclamado productor agropecuario mexicano que batió un récord de rendimiento de maíz con 44,04 toneladas por hectárea en China, compartió su visión y estrategias en el marco de la charla “El maíz más grande del mundo”, que se desarrolló en el Congreso Internacional de Maíz.
Cruz enfatizó que la agricultura debe entenderse como un negocio, no como un pasatiempo, con el objetivo primordial de mejorar la vida de las familias. Para ello, destacó tres pilares fundamentales:
- Rentabilidad: esencial para la sostenibilidad del negocio.
- Calidad: describiéndola como «el secreto de la cantidad» y una exigencia creciente del cliente.
- Sustentabilidad: entendida como la obsesión por la materia orgánica, el pH, la conductividad eléctrica y otros parámetros clave para una producción sostenida.
Un punto central de su disertación fue el cambio de enfoque en los costos. Cruz argumentó que el verdadero indicador a optimizar es el costo por tonelada producida, y no el costo por hectárea, dado que lo que se vende son toneladas y no hectáreas. Ilustró esto con un ejemplo: un gasto de 3000 USD por hectárea que rinde 32-33 toneladas es más rentable que un gasto de 500-600 USD por hectárea que solo rinde 8-10 toneladas, ya que el costo por tonelada es significativamente menor en el primer caso.
El experto identificó tres condiciones principales para alcanzar altos rendimientos:
- Condiciones particulares: reconociendo que el éxito depende del suelo, el agua, el ambiente, las plagas y enfermedades específicas de cada lugar.
- Genética: aunque los agricultores no tienen compañías genéticas propias, es fundamental compartir información y analizar la estabilidad y la adaptabilidad de los materiales genéticos.
- Factores externos: incluyendo aspectos sociales, insumos y servicios de calidad como mercadeo, inversión, comercialización, financiamiento y servicio técnico.

La piedra angular de la metodología de Cruz es la medición y el detalle. Subrayó repetidamente que «lo que no se mide, no se puede mejorar». Para ilustrar este punto, destacó varios ejemplos cruciales:
- Pérdida de población de semillas: mencionó que, de 70.000 semillas sembradas, se pierden entre el 20% y el 25% (quedando 52.000-55.000 plantas). Aconsejó reducir esta merma al 10-12% antes de considerar aumentar la densidad de siembra, ya que las plantas restantes son solo «sobrevivientes».
- Compactación del suelo: un problema generalizado y a menudo invisible. Reveló que de 3.000 diagnósticos de suelo con penetrómetro digital y GPS en Córdoba, solo uno no presentaba compactación, enfatizando que si no se mide, no se corrige.
- Calidad de los laboratorios: criticó la falta de laboratorios de «clase mundial» en la región, donde los resultados de los análisis de suelo a menudo son poco confiables, lo que impide tomar decisiones informadas.
- Obsesión por los detalles: la calidad y el éxito provienen de una obsesión por los detalles y por las condiciones específicas.
En cuanto a la nutrición, Cruz enfatizó que debe estar disponible para la planta antes de la germinación y en los primeros 5 a 6 días, ya que este es el momento en que se define la mayor parte de su potencial genético.
Ernesto Cruz concluyó con un llamado a la acción, animando a los agricultores a romper con la idea de «no se puede» y a trabajar con mentalidad de abundancia.