La siembra de soja de primera comenzó en la zona núcleo con buena humedad y márgenes mejores que en 2024, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Sin embargo, los productores que alquilan campos deberán alcanzar rindes superiores a 40 qq/ha para lograr resultados positivos en una campaña marcada por altos costos y precios internacionales presionados por Brasil.
La siembra de soja de primera comenzó en la región núcleo con un panorama agronómico alentador y una ecuación económica más favorable que la del inicio de la campaña pasada.
Sin embargo, los productores que trabajan bajo alquiler deberán apostar a una estrategia agresiva y de altos rindes para lograr márgenes positivos, según el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Hasta el momento, ya se implantaron unas 200.000 hectáreas, lo que representa el 7% de las 3,2 millones de hectáreas intencionadas. La actividad se concentra principalmente en el sudeste de Córdoba, donde zonas como Marcos Juárez llevan sembrado el 30% del área prevista. En el oeste bonaerense, General Pinto alcanzó el 5%, mientras que en el resto de la región el avance es más lento: muchos productores optaron por esperar el paso de las lluvias pronosticadas antes de continuar con la siembra.
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Márgenes en recuperación, pero con desafíos
En el plano económico, la “foto” de la soja muestra una mejora respecto de un año atrás. Con un rinde de referencia de 40 quintales por hectárea (qq/ha), el margen neto asciende a 385 dólares por hectárea en campo propio y a –20 dólares por hectárea en campo alquilado, considerando un precio a cosecha de 311 dólares por tonelada y un arrendamiento equivalente a 18 qq/ha.
Aun así, la apuesta pasa por los kilos. Con 75% de los lotes en niveles adecuados de humedad, el potencial de rendimiento es alto: si se alcanzaran 50 qq/ha, el margen podría escalar a 556 dólares/ha en campo propio y 152 dólares/ha en campo alquilado.
La diferencia es clave, sobre todo para quienes dependen del alquiler. “Los números cierran solo si se logran rindes altos. Por eso la estrategia es ofensiva: se está aplicando tecnología, se invierte en variedades, fertilización y se apunta a fechas tempranas”, explicaron productores de Marcos Juárez.
Buenas condiciones hídricas y nuevas presiones de costos
Las lluvias del invierno y la primavera generaron condiciones ideales para la siembra, pero también complicaciones. El buen nivel de humedad adelantó la aparición de malezas resistentes, especialmente yuyo colorado, que ya demanda una aplicación adicional de herbicidas.

El informe de la GEA señala que los herbicidas representan el 20% del costo total en campo propio, lo que equivale a 4 a 5 qq/ha, y que este año los gastos podrían aumentar entre 20 y 40 dólares por hectárea adicionales. La combinación de lluvias, vientos y emergencia anticipada de malezas complica la eficiencia de los tratamientos y presiona sobre los márgenes.
En campo alquilado, además, el costo del arrendamiento sigue siendo el factor más sensible. Según los técnicos, se necesitan 41 qq/ha para cubrir los costos en ese esquema, frente a 28 qq/ha en campo propio, tomando como base la carga impositiva vigente.
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Un mercado internacional bajo tensión
El contexto global introduce una dosis de incertidumbre en una campaña que, hasta ahora, venía con señales alentadoras. El mercado de commodities enfrenta “turbulencias” por varios frentes: el temor a un evento La Niña que afecte los rindes en el hemisferio sur, las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China, y, sobre todo, la expectativa de una supercosecha en Brasil, estimada en 178 millones de toneladas.
Ese volumen récord podría mantener presionadas las cotizaciones internacionales, limitando el impacto de los buenos rindes locales. “El riesgo no está en la producción, sino en los precios. Si Brasil confirma ese número, la soja podría tener un techo bajo en el mercado”, advierten los analistas.
