Una innovadora tecnología de iluminación LED aplicada a cultivos bajo riego en Córdoba permite extender la fotosíntesis durante la noche. Los ensayos lograron aumentos de hasta el 45% en los rindes, marcando un nuevo horizonte para la agricultura extensiva.
Durante la última campaña agrícola, en la zona de Carnerillo, Córdoba, algunos campos sorprendieron con un paisaje inusual: de noche, franjas de cultivos de soja se iluminaban con tonos violetas, visibles desde la ruta.
Cultivos que brillan: por qué iluminar la noche puede cambiar la agricultura
Se trató de un ensayo pionero de iluminación LED en agricultura extensiva, una tecnología tan innovadora como curiosa, que solo tenía antecedentes en producciones intensivas, y que busca potenciar la fotosíntesis y los rindes en cada hectárea bajo riego.
Tras avanzar en la instalación de riego por pivote central en 350 hectáreas e incorporar un sistema de riego subterráneo en 100 hectáreas, la empresa Durañona buscó seguir apostando por una mayor eficiencia en su agricultura.
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“Con riego siempre vamos a cosechar; lo peor que puede pasar es una caída de granizo, pero eso lo cubre el seguro”, señaló a AIRE Agro Pablo Andrés Mussat, gerente general de la firma cordobesa. Gracias a esta tecnología, la sequía dejó de ser un factor limitante, se incorporó trigo en una zona donde antes no resultaba viable y aumentaron los rendimientos de los granos gruesos.
Además, la firma comenzó a ensayar un sistema de iluminación LED en los cultivos bajo riego, en lotes productivos y parcelas experimentales, replicando experiencias observadas en Brasil. “Las luces LED grow aumentan las horas de luz y la fotosíntesis, favorecen un mayor crecimiento vegetativo y mejoran los rendimientos”, explicó Mussat.

Resultados concretos: cuánto aumentaron los rindes con LED
El sistema se integró a los equipos de riego con automatización online, que permite programar la iluminación nocturna entre las 20 y las 6 durante unos 20 días en etapas clave.
“La luz se aplicó en estadios R3 a R4, con un consumo energético moderado, alrededor de 15.000 pesos diarios, gracias a la eficiencia de la tecnología LED”, indicó.
En la última campaña, los ensayos mostraron resultados positivos: en soja de segunda, el rendimiento promedio con riego fue de 35 quintales por hectárea, mientras que la franja iluminada logró un aumento de 7 quintales. En maíz, el incremento fue menor, con una diferencia de 2 quintales sobre un rendimiento cercano a los 100 quintales en maíz de segunda.
Actualmente, se está replicando el sistema en otros cultivos y establecimientos, con trigo y alfalfa, con el objetivo de ajustar cada variable de manejo. “Queremos definir cuándo, cuánto tiempo y a qué altura iluminar, así como el estadio adecuado para maximizar la eficiencia del sistema”, expresó el empresario.
¿Cómo funciona la tecnología LED aplicada a cultivos?
Los ensayos fueron llevados adelante por Claudio Ochoa, ingeniero agrónomo, quien explicó a AIRE Agro que la idea surgió en el grupo CREA Carnerillo, junto con Mussat y Horacio Ferrero, especialista en instalaciones eléctricas para riego. Habían detectado la tecnología en una empresa brasileña, aunque sin detalles técnicos ni resultados concretos. “Cuando fuimos a verla, encontramos aumentos de rendimiento, pero no nos dieron información sobre potencia, períodos de iluminación ni detalles de las lámparas”, relató, y destacó que no identificaron otras experiencias similares en cultivos extensivos de Latinoamérica, aunque sí en producciones intensivas.

Al sumarse al proyecto, Ochoa comenzó con la medición de luces LED con energía PAR, esencial para la fotosíntesis. Indicó que, al iluminar un cultivo, no se trabaja solo con luz visible, sino que se requiere aportar energía PAR en la frecuencia adecuada, lo que resulta posible con tecnología LED.
La primera experiencia se realizó en soja bajo riego, en un pivot de Pablo Mussat, sobre una franja de diez hectáreas entre la tercera y cuarta torre del equipo, en una zona de menor rendimiento. “Medimos la energía que recibía la planta durante el estado vegetativo y encontramos más biomasa en la parcela iluminada”, destacó Ochoa.
Riego e iluminación: la combinación que desafía los límites productivos
Inicialmente proyectaron un aumento lineal en los rindes, pero los resultados superaron las expectativas: la soja de segunda extendió su ciclo y el incremento resultó exponencial. “Nos llevamos una sorpresa porque el rendimiento nos dio un piso de 45% más. Una soja que rendía 2500 kilos por hectárea llegó a 3600 kilos”, detalló Ochoa, al referirse a los logros en la parcela experimental, realizados en un sector de menor potencial productivo, por problemas de escurrimiento de agua.
Consideró que, con un manejo óptimo, los beneficios podrían potenciarse aún más, de manera similar a lo que sucede al norte de la región, en Brasil o Paraguay, donde las mejores condiciones de luminosidad ayudan a lograr rindes de 7000 u 8000 kilos con riego.
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A partir de esta experiencia, impulsaron la startup L47 y desarrollaron cuatro kits de iluminación, de los cuales ya instalaron tres en distintas localidades. Uno se aplicó en alfalfa, en La Candelaria, San Luis, con un incremento del 25% en la franja iluminada, ejemplificó. También probaron el sistema en maíz de segunda, cuyos resultados aún están en proceso de evaluación.
Ochoa precisó que, en sistemas con riego, el agua está asegurada, y la incorporación de luz durante la noche permite potenciar la actividad fotosintética, generando más biomasa y aumentando los rindes por hectárea. “Apuntamos a eficientizar cada vez más la ecuación de la fotosíntesis”, concluyó.