Los resultados el informe de la campaña 2024-25 del Ensayo Comparativo de Rendimiento de Maíz Tardío del INTA Rafaela destacan rendimientos favorables, incluso bajo condiciones climáticas adversas, con un rendimiento máximo de 10.978 kg/ha.
Un reciente informe del INTA Rafaela puso en manifiesto el comportamiento productivo de diversos híbridos de maíz en fecha de siembra tardía en la región central de Santa Fe. El estudio, correspondiente a la campaña 2024-25, tuvo como objetivo evaluar el desempeño fenológico y productivo de estos cultivos bajo condiciones de producción locales.
El ensayo comparativo involucró la evaluación de 21 híbridos diferentes. La siembra se llevó a cabo el 17 de diciembre de 2024, con emergencia el 22 de diciembre de 2024 y cosecha el 29 de abril de 2025.
Las condiciones de desarrollo de los cultivos fueron monitoreadas de cerca. Los suelos son de tipo Argiudol típico (Serie Rafaela), y se utilizó un sistema de siembra directa tras un cultivo antecesor de soja de segunda.
A la siembra, el análisis químico del suelo (0-20 cm) indicó una materia orgánica del 2.52%, nitrógeno total del 0.131%, N-NO3 de 17.7 ppm, fósforo extractable de 38.2 ppm, azufre de 18.3 ppm y un pH de 5.9.

El agua útil inicial en el perfil a la siembra (0-1 m) fue de 126.4 mm, lo que representa el 58.8% de la capacidad máxima, y de 149.7 mm a 1.5 m de profundidad. Las precipitaciones iniciales significativas entre octubre y noviembre permitieron una buena recarga del perfil del suelo. Durante el ciclo del cultivo, se acumularon 476.7 mm de precipitaciones, con condiciones hídricas adecuadas a lo largo del desarrollo.
En cuanto a los resultados productivos, el rendimiento promedio general del ensayo fue de 8770 kg por hectárea. Sin embargo, el informe destaca un rendimiento máximo impresionante de 10978 kg por hectárea, lo que representa un 26% por encima del promedio. El rendimiento mínimo registrado fue de 6114 kg por hectárea.
A pesar de que se registraron eventos de altas temperaturas, con máximas de más de 38 °C en enero, más de 40 °C en febrero y más de 36 °C en marzo, los rendimientos finales resultaron favorables. Las condiciones óptimas durante el llenado de granos fueron clave para favorecer un buen peso de los mismos.