En el XXXIII Congreso de Aapresid, el productor Hugo Rodríguez presentó un acondicionador de franja de siembra inédito en Argentina que permite incorporar altas dosis de fertilizante sin generar fitotoxicidad. El implemento optimiza el potencial genético de los híbridos y puede aumentar el rendimiento en maíz hasta en 2.500 kg por hectárea.
En el marco del XXXIII Congreso de Aapresid, en La Rural de Palermo, un productor autodefinido como “come tierra de años” sorprendió al público técnico y productivo con una innovación inédita en el país. Hugo Rodríguez, productor del norte de Buenos Aires y desarrollista autodidacta, presentó junto a la fábrica de sembradoras Víctor Juri de Carmen de Areco un acondicionador de franja de siembra que promete dar un salto significativo en eficiencia y rendimiento agrícola.
El equipo, que aún no se encuentra en el mercado, fue presentado oficialmente en el congreso y ya está listo para su producción en serie. La gran novedad: permite fertilizar cultivos en profundidad al momento de la siembra, incorporando en una sola pasada todo el nutriente que la planta necesita durante su ciclo completo, sin los riesgos de fitotoxicidad que generaría tanto fertilizante si se aplicara a profundidades convencionales.
Cómo funciona el nuevo acondicionador de siembra y qué lo hace único
Rodríguez no cuenta con formación técnica formal, pero sí con décadas de experiencia en el campo y una mirada aguda sobre lo que falta resolver en la agricultura argentina. “Sé de maquinarias, sé de cómo tiene que trabajar un implemento para que no tenga problemas en la transitabilidad y en los planteos. Entonces, por eso hago lo que hago”, resumió con sencillez ante la consulta de AIRE Agro.
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“Esto es un acondicionador de franja de siembra”, explica. El implemento, que puede adosarse a las sembradoras, incorpora tecnología de fertilización profunda con un diseño mecánico exclusivamente pensado para aprovechar al máximo las condiciones del suelo, la humedad y la radiación solar.

La labor comienza con una cuchilla que corta el rastrojo, similar al cuerpo sembrador convencional. Luego, una púa abre paso el fertilizante en profundidad. Según el análisis de suelo, puede aplicarse una alta dosis de nutrientes –que de otro modo sería fitotóxica si se colocara cerca de la semilla– sin dañar el cultivo. La profundidad de aplicación puede alcanzar los 13 a 15 centímetros, contra los 6 cm habituales en lotes de maíz.
Una labor, múltiples beneficios: corte, fertilización, sellado y siembra
“La planta nace con todo lo que necesita”, afirma Rodríguez. “Incorporo materia orgánica, sello para que no quede cámara de aire, unifico la temperatura y la humedad centímetro a centímetro. Eso da potencial”. Y con mayor desarrollo de la planta desde el principio del ciclo se incrementa la actividad fotosintética, generando más rendimiento.
Además, el acondicionador permite el uso de fertilizante sólido o líquido, según cómo se configure la máquina. Una tolva nodriza frontal posibilita la aplicación dual en una sola pasada.
A diferencia de otros implementos, este equipo es totalmente mecánico. La lógica detrás de su diseño es clara: menor complejidad, mayor robustez y confiabilidad. El secreto está en los ángulos de ataque calculados y el uso de la concavidad de las piezas, que reduce significativamente la potencia necesaria para operarlo.
“Con esta máquina, haciendo todo el trabajo –roturación, fertilización profunda y siembra– necesitamos entre 11,5 y 12 HP por línea, cuando un cuerpo sembrador convencional requiere entre 6 y 7 HP. Por supuesto que necesito más potencia, porque estoy haciendo una labranza especial, de alto potencial de rendimiento”, explica.

Hasta 2.500 kg más por hectárea en maíz: resultados de las pruebas a campo
Rodríguez no duda en hablar de números concretos. En ensayos comparativos reales, realizados en el mismo lote, bajo las mismas condiciones climáticas y de estrés, el implemento logró hasta 2.500 kilos más de rendimiento por hectárea en maíz.
La herramienta está pensada especialmente para cultivos como maíz, sorgo, girasol y soja, que permiten espaciamiento suficiente entre hileras. No está destinada a cultivos de fina, por requerir líneas más estrechas.
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Su creador explicó que no es un equipo “universal”. Justamente, una de sus fortalezas está en la adaptabilidad regional. Cada unidad se configura según el tipo de suelo y clima donde se usará. “Tenemos cálculos hechos de carga en los resortes para que, según la zona, el equipo transite y haga el trabajo que tiene que hacer”, afirma Rodríguez.
El proyecto se desarrolla en sociedad exclusiva con la firma Juri, fabricante de sembradoras en Carmen de Areco. “Ya podemos producirlo en serie: está calculado, tenemos registro y podemos variar zona por zona con este equipo”, confirma Rodríguez.