Agromandriles: Un toque de atención para educar en la filosofía libertaria a los argentinos con problemas de comprensión.
Son pocos los que conocen que el presidente Javier Milei tenía en sus planes eliminar los derechos de exportación. De hecho, en noviembre de 2022, durante una visita a Río Cuarto, habló de un plan denominado “Retenciones cero”.
Sin embargo, como buen estudioso de las cuestiones económicas, descubrió luego que se trataba de un instrumento que, si bien tiene mala prensa, resulta por demás virtuoso.
Todos los años durante la Expo Rural de Palermo desfilan centenares de reproductores bovinos que son producto de una cuidadosa y paciente selección genética. Todo cabañero experimentado sabe que cuanto mayor es la presión de selección, más probabilidades existen de lograr ejemplares destacados. Aquellos que no cumplen con los estándares buscados, son descartados.
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Los derechos de exportación son el proceso de selección empleado en la Argentina para poder lograr a los empresarios agrícolas más eficientes, resilientes y destacados del mundo.
Mientras que los farmers estadounidenses pueden darse por satisfechos luego de aprender la regla de tres simple, los productores argentinos calculan la tasa efectiva anual de financiamiento en pesos versus dólares mientras estudian la tasa de descuento vigente para pagarés bursátiles y realizan proyecciones sobre la conveniencia de mantener existencias de granos respecto de colocar el capital resultante de la venta de los mismos en títulos públicos, Obligaciones Negociables (ON) y Fondos Comunes de Inversión (FCI).
Para llegar a esa instancia, fue necesario aplicar un proceso de selección intenso y constante que, es cierto, liquidó a muchas empresas agropecuarias. Pero lo maravilloso del proceso es que los que no aguantaron la presión y abandonaron el juego, pasaron a ser rentistas y ganar un dinero seguro. El único trabajo que tienen es renovar el contrato de arrendamiento una vez por año; el resto del tiempo pueden dedicarlo a leer a Murray N. Rothbard, Ludwig von Mises o Friedrich A. von Hayek. Qué afortunados. No se puede pedir más.
En el inicio de cada nueva campaña, aquellos que quedan en el juego aseguran que ahora los arrendamientos van a bajar porque esto y aquello, pero no bajan nunca y a veces incluso suben. Es que lo más relevante es mantener el proceso de selección en curso para tener todos los años una camada mejorada de productores.
Milei este año rebajó las alícuotas de los derechos de exportación y eso tiene que ser entendido como un acto de absoluta generosidad, pues si bien la presión de selección debe ser sistemática, hasta los más dotados merecen a veces un descanso.
Los últimos datos oficiales disponibles relativos a empresas agropecuarias muestran una reducción dramática de las firmas pequeñas y medianas en la última década, al tiempo que reflejan un aumento de las sociedades de mayor porte, lo que muestra que el instrumento de política económica, además de promover el profesionalismo, también incentiva las economías de escala.

Podríamos estar un buen rato hablando de los muchos beneficios de los derechos de exportación, pero el artículo se tornaría demasiado aburrido. Lo importante es contar con la capacidad de reconocer que tenemos que apreciar el hecho de ser gobernados por un presidente que conoce de política económica y desarrollo productivo.
“Pero Milei le sacó las retenciones a las mineras”, dirán los mandriles de siempre sin entender que el puñado de megacorporaciones que integran ese sector ya atravesaron su estadio de selección correspondiente y no tiene, por lo tanto, sentido alguno aplicar esa política en ese rubro ¿Te gustaría volver a cursar todo el colegio secundario de nuevo? Claramente no.
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Cuando las empresas agropecuarias argentinas alcancen un grado de desarrollo máximo, entonces será la instancia oportuna para quitar las retenciones en el sector. Para entonces, probablemente, queden unas pocas corporaciones en el negocio, junto a decenas de miles de felices rentistas que podrán negociar libremente el valor del alquiler en base a las leyes de la oferta y la demanda.
Mientras se desarrolla el proceso, la clave reside en capitalizar los aprendizajes y mantenerse atento, de manera tal de poder incorporar las nuevas habilidades que deberán adquirirse para mantenerse en el negocio. Y cada año que pasa, siempre agradecidos, nunca resentidos, por tener la posibilidad de terminar siendo mejores que el anterior ¡Viva la libertad, carajo!