FERTILIZAR AC destacó que la brecha de rendimiento en la agricultura argentina podría reducirse con un manejo adecuado de la nutrición, análisis de suelos y prácticas agronómicas más eficientes.
En el marco de la “Gira Fluvial” por las terminales portuarias del Río Paraná, FERTILIZAR Asociación Civil alertó sobre una de las grandes problemáticas de la agricultura argentina: la brecha de rendimiento. Este fenómeno, que limita la productividad del país, podría reducirse con una mejor gestión de nutrientes, el uso adecuado de fertilizantes y la adopción de tecnologías en los cultivos de soja y maíz.
La exportación de nutrientes y el impacto en los suelos
Durante la jornada, que reunió a expertos y periodistas del sector agrícola, se destacó que Argentina exporta más de 3,5 millones de toneladas de nutrientes en granos cada año, sin realizar una reposición adecuada en los suelos.
“Cada embarque refleja no solo granos exportados, sino también nutrientes que el suelo pierde y que debemos reponer. Una gestión eficiente de la nutrición de cultivos y el uso de los fertilizantes es vital para que la producción de alimentos mantenga su competitividad en el mercado internacional”, explicó Roberto Rotondaro, presidente de FERTILIZAR AC.
María Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de la entidad, subrayó la importancia de un manejo eficiente de los nutrientes, especialmente el fósforo, que es fundamental para la sustentabilidad de los sistemas productivos.
Según la experta, el país enfrenta una grave deficiencia en la reposición de nutrientes, lo que podría comprometer la productividad futura.

Balance de nutrientes: un desafío para la fertilización de cultivos
El coordinador técnico de FERTILIZAR AC, Esteban Ciarlo, presentó cifras alarmantes sobre el balance de nutrientes en la agricultura argentina. En la campaña 2024/25, los cultivos más importantes (soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo) removieron más de 3,5 millones de toneladas de nutrientes del suelo, mientras que la fertilización solo repuso el 40% de los nutrientes extraídos.
Ciarlo destacó que los principales cultivos como la soja y el maíz son grandes exportadores de nutrientes. De los nutrientes extraídos, el 48% corresponde a la soja, seguida por el maíz con un 28%. Sin embargo, en promedio, cada hectárea pierde 17 kg de nitrógeno, 5,5 kg de fósforo, 29 kg de potasio y 4,5 kg de azufre, lo que genera un déficit total de nutrientes de 2,1 millones de toneladas por campaña.
Este déficit implica una pérdida económica de aproximadamente 86,5 dólares por hectárea cultivada, lo que pone en riesgo la capacidad productiva de los suelos a largo plazo.
El papel crucial del fósforo en la nutrición de los cultivos
Uno de los temas centrales fue el papel del fósforo en la nutrición de los cultivos, ya que Argentina enfrenta un déficit crítico de este nutriente. Ciarlo informó que el país pierde cerca de 6 kg de fósforo por hectárea cada año y depende completamente de las importaciones de roca fosfórica. Esta falta de reposición adecuada contribuye a la baja productividad de los suelos.
FERTILIZAR AC impulsa el Programa SUMA P, que busca mejorar la reposición de fósforo en los suelos, asegurando un futuro productivo y sostenible para la agricultura argentina. “Cada kilo de fósforo aplicado es una inversión en el suelo, una apuesta por la siembra y el futuro de la producción”, afirmó Ciarlo.

Reducir la brecha de rendimiento en soja: un desafío pendiente
El ingeniero agrónomo Guido Di Mauro, de la Universidad Nacional de Rosario, explicó que la brecha de rendimiento en soja en Argentina sigue siendo del 30% entre el rendimiento potencial y el real. Aunque la genética, el clima y la fecha de siembra son factores importantes, la nutrición del suelo y la adopción de tecnologías también juegan un papel crucial.
Actualmente, solo el 50% de la superficie sembrada con soja recibe algún tipo de fertilización, y las dosis aplicadas están frecuentemente por debajo de las necesidades del cultivo. En la región núcleo, los niveles de fósforo son bajos, lo que limita directamente la producción.
Di Mauro subrayó que, para reducir esta brecha, es esencial mejorar la fertilización y realizar análisis de suelos, una práctica que actualmente solo realizan el 20% de los productores.
“Fertilizamos sin diagnóstico, lo que contribuye a mantener balances deficitarios y compromete la sustentabilidad”, advirtió.
