Santa Fe: claves de la campaña de maíz según el último informe técnico
En el ciclo que acaba de finalizar para el cereal en la región, el reporte indica que los productores lograron mejorar sus márgenes brutos entre un 15% y 20% respecto a la campaña anterior, impulsados por un rendimiento promedio superior y una significativa caída en los costos directos.
El ciclo comenzó con perspectivas prometedoras: se proyectaba una intención de siembra de unas 76.000 hectáreas. Sin embargo, la falta de lluvias regulares entre agosto y septiembre obligó a ajustar esos planes. Cerca de 14.500 hectáreas fueron redireccionadas a soja de primera, reduciendo la superficie finalmente implantada a 61.500 ha, la más baja desde la campaña 2015-16.
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A pesar de esa merma en el área sembrada, el desarrollo del cultivo fue homogéneo y favorable gracias a lluvias oportunas durante el período crítico (octubre a diciembre). Esto se reflejó en un rendimiento promedio de 84 qq/ha, un 10,5% superior al ciclo anterior, alcanzando el mejor desempeño de las últimas tres campañas. Incluso se registraron rindes de 5 a 10 quintales por encima de la media en zonas como Castellanos, Las Colonias, La Capital, San Martín y San Jerónimo.
En total, la producción de maíz temprano en el área del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) alcanzó las 348.163 toneladas, superando en más de 9.500 tn al ciclo previo. Más allá del buen resultado productivo, lo que consolidó el saldo positivo de la campaña fue el contexto económico: los costos directos promedio (semilla, fertilizantes, agroquímicos, seguro y cosecha) cayeron entre un 18% y 20% respecto a 2023-24, ubicándose entre los 410 y 450 U$S/ha.
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A su vez, el precio del maíz en el mercado local rondó los 195 a 200 U$S/tn en abril, un 16,5% por encima del año pasado. La mejora en la relación insumo-producto (por ejemplo, una baja en el índice urea/maíz de 12 puntos porcentuales) permitió a los productores una mayor capacidad de compra. En este contexto, el umbral de rentabilidad se situó entre 40 y 48 qq/ha, dependiendo del tipo de explotación y los costos asociados, especialmente si se incluye el arrendamiento.
Los márgenes brutos resultantes para la mayoría de los productores fueron positivos, una diferencia sustancial respecto al ciclo anterior y al desempeño reciente de otros cultivos, como el girasol. La homogeneidad productiva en la región terminó de consolidar una campaña en la que, si bien no se alcanzó el área estimada, el resultado final se destaca como uno de los más sólidos de los últimos años.