La producción agropecuaria en riesgo por el estado de los caminos rurales
«Igual que los colonos, que nuestros abuelos, a pesar de la sucesión de décadas, de aportes, del avance de la tecnología, para producir alimentos todos los días seguimos circulando por caminos de tierra sin mantenimiento», afirma el texto, que remarca la paradoja de una actividad productiva tecnificada obligada a movilizarse por rutas en estado precario.
Los caminos rurales son esenciales para garantizar la logística de la producción agropecuaria. Sin embargo, muchos de ellos se encuentran intransitables, especialmente durante los días de lluvia, lo que provoca múltiples perjuicios: desde la imposibilidad de sacar la leche de los tambos hasta la dificultad de los niños para asistir a la escuela rural.
«Sin infraestructura la gente no puede vivir en el campo, las campañas agrícolas se demoran, los tambos no pueden sacar la leche, los chicos no pueden llegar a las escuelas y nadie puede atender las urgencias de los enfermos», denunció la entidad.
El abandono impacta directamente en los costos de producción, retrasa las cosechas, dificulta el transporte y pone en riesgo la vida de quienes dependen de estos caminos para cuestiones sanitarias o educativas. Además, aumenta la inseguridad en las zonas rurales: «Sin caminos óptimos, los únicos beneficiados son los arcones de la política que se agigantan y los delincuentes que operan con total libertad», advierten desde la institución.
El rol del Estado frente al reclamo de los productores rurales
Según la Sociedad Rural de Rafaela, la responsabilidad de esta situación recae en las distintas instancias de gobierno que, a pesar de cobrar impuestos y tasas, no devuelven esos recursos en obras. «En la ruralidad se invierte en vehículos, en maquinaria, en tecnología, de forma constante para mejorar las condiciones tranqueras adentro y con nuestro trabajo hacer los pagos de tasas e impuestos que las diferentes instancias de gobierno nos exigen», explicaron.
El reclamo también apunta a que los programas existentes, como “Caminos de la Ruralidad” (ahora “Caminos de la Producción”), tienen un alcance muy limitado. «Se trata de trazas mínimas para atender las necesidades de todos los productores», lamentan.
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Por otro lado, la pavimentación urbana, como el caso del Bv. Irigoyen en Rafaela, genera sospechas sobre una posible carga financiera desproporcionada sobre el sector productivo. «Seguramente seremos los productores los que financiemos un ripio que se utilice para el tránsito interurbano y donde las maquinarias no puedan tener circulación segura», señala el comunicado.
A los efectos productivos y sociales se suma la creciente preocupación por el impacto ambiental del desmanejo urbano en zonas rurales. Desde la Sociedad Rural denuncian el descarte de basura urbana en campos productivos, una situación que compromete el ambiente y evidencia la falta de planificación territorial.
«Necesitamos con urgencia que las obras en marcha se concluyan, que el resto de los caminos se mantengan, que se atienda la gravedad de la basura que la urbanidad descarta en la ruralidad», enfatiza el documento.