En ese documento, Francisco no solo convocó a una “conversión ecológica” global, sino que también cuestionó los efectos del modelo agroindustrial intensivo, al que responsabilizó por la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad. “El desarrollo de la tecnología industrial ha afectado a la agricultura […] ha provocado la desaparición de especies y el empobrecimiento del suelo”, advirtió.
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Una fuerte crítica al modelo agroindustrial y su impacto ecológico
El Papa fue enfático al alertar sobre los impactos de la agricultura intensiva, la expansión de monocultivos y el uso masivo de agroquímicos. Para él, estos factores no solo deterioran la salud de los suelos y contaminan el agua, sino que también afectan la vida de las comunidades rurales.
En la primera cita sobre el agro, planteó: «…la contaminación que afecta a todos, debida al transporte, al humo de la industria, a los depósitos de sustancias que contribuyen a la acidificación del suelo y del agua, a los fertilizantes, insecticidas, fungicidas, controladores de malezas y agrotóxicos en general”.
Estas críticas, dirigidas al paradigma tecnocrático que prioriza la rentabilidad sobre el bienestar común, no significan un rechazo a la tecnología en sí, sino una llamada de atención sobre sus consecuencias sociales y ecológicas cuando no están acompañadas de responsabilidad ética.
Al respecto, escribió: “Tanto los residuos industriales como los productos químicos utilizados en las ciudades y en el agro pueden producir un efecto de bioacumulación en los organismos de los pobladores de zonas cercanas, que ocurre aun cuando el nivel de presencia de un elemento tóxico en un lugar sea bajo.”
Francisco y la defensa del saber campesino y la agroecología
También adviritó: “suele crearse un círculo vicioso donde la intervención del ser humano para resolver una dificultad muchas veces agrava más la situación. Por ejemplo, muchos pájaros e insectos que desaparecen a causa de los agrotóxicos creados por la tecnología son útiles a la misma agricultura, y su desaparición deberá ser sustituida con otra intervención tecnológica, que posiblemente traerá nuevos efectos nocivos”.
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Uno de los aspectos más resalta Laudato si’ es la reivindicación del conocimiento tradicional de las comunidades campesinas e indígenas. Francisco valoró su “vínculo respetuoso con la tierra” y sostuvo que sus prácticas deben ser tenidas en cuenta en las discusiones sobre sustentabilidad.
Sobre las comunidades indígenas, planteó: “en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura”.
Una propuesta alternativa: agricultura de pequeña escala y sostenible
Pero lejos de rechazar la agricultura, el Papa promovió un modelo más justo y sostenible. En Laudato si’, abogó por prácticas agroecológicas, producción diversificada y una escala humana que respete los ritmos de la naturaleza.
Sobre los transgénicos, Francisco adoptó una posición matizada. Reconoció que no es posible emitir un juicio general, pero advirtió sobre sus riesgos cuando se aplican de forma excesiva o inadecuada. Si bien no condenó la técnica en sí misma, sí alertó sobre sus implicancias sociales, ambientales y económicas.
“Es difícil emitir un juicio general sobre el desarrollo de organismos genéticamente modificados (OMG), vegetales o animales, médicos o agropecuarios, ya que pueden ser muy diversos entre sí y requerir distintas consideraciones. Por otra parte, los riesgos no siempre se atribuyen a la técnica misma sino a su aplicación inadecuada o excesiva. En realidad, las mutaciones genéticas muchas veces fueron y son producidas por la misma naturaleza. Ni siquiera aquellas provocadas por la intervención humana son un fenómeno moderno”, planteó.
Con estas palabras, Francisco se anticipó a muchos debates actuales sobre sustentabilidad y soberanía alimentaria. Su visión ecológica integral sigue vigente y cobra nueva fuerza en el contexto del cambio climático y la crisis ambiental global.