La campaña exhibe proteína, gluten y peso hectolítrico muy por debajo de los estándares industriales, generando rechazos y ajustes en los esquemas de pago. Acopios y molinos advierten que los altos rindes, no acompañados por refertilización, derivan en fuertes descuentos para los productores.
Mientras avanza la cosecha de trigo desde el norte del área agrícola argentina, la campaña 2024/25 comienza a perfilarse como una de las más abundantes de la historia. La Bolsa de Comercio de Rosario proyecta una producción récord de 24,5 millones de toneladas, impulsada por un año climático excepcional: buena humedad, bajas temperaturas invernales y rendimientos muy por encima del promedio.
Sin embargo, detrás de los resultados productivos aparece la “otra cara” de la campaña: una calidad significativamente inferior a la de años anteriores. La preocupación se extiende en toda la cadena —acopios, molinería y exportación— debido a los bajos niveles de proteína, gluten y peso hectolítrico, factores determinantes para el valor comercial del cereal.
Proteína y gluten: los primeros signos de alarma
En los recibos del centro santafesino, la falta de calidad parece ser una constante. Claudio Ortmann, coordinador de Gestión Agronómica y Datos de la Cooperativa Guillermo Lehmann, confirmó que la mercadería “se está viendo que tiene baja proteína”, con promedios de 10,4% y 10,3%, claramente por debajo de los valores habituales.
LEÉ MÁS►Trigo en el centro-norte santafesino: entre pausas por lluvias y rindes que hacen historia
Según explicó, la causa es clara: los productores no reforzaron la fertilización, quizás porque no imaginaron rindes tan altos. Al respecto, explicó que la planta, al producir más grano, diluye la concentración de proteína si no recibe nitrógeno extra hacia el final del ciclo. Como consecuencia, “la mayoría está sufriendo descuentos”, confirmó.

También mencionó que muchas partidas presentan gluten en torno a 20, cuando historicamente oscilaba entre 23 y 24. En la cooperativa, detalló, el “factor promedio” de recibo se ubica cerca de 97, generando penalizaciones en el precio del cereal.
Alto nivel de rechazo en la molinería
En el sector molinero, el panorama se repite con igual intensidad. Juan Cruz Imhoff, director del Molino Matilde, describe la campaña como una de “muy buenos rindes”, pero con una calidad que preocupa a toda la industria panadera. Con entre el 30% y 40% de la superficie ya trillada en la región, sostuvo que “lo que vino del norte es parecido” y que los valores de calidad están mostrando una uniformidad preocupante: “Los promedios son bastante parejos, pero parejos hacia abajo».
El gluten —parámetro clave para la panificación— cayó drásticamente. Mientras en las últimas dos campañas los niveles se situaron entre 28 y 30 puntos, Imhoff afirma que este año, en mercadería fuera de convenio, “lo vemos en 19 o 20”. La diferencia es decisiva: “Hemos rechazado el 20% de los camiones que llegaron por gluten bajo”.
El problema no es comercial, sino técnico. El industrial explicó que estos valores “son muy insuficientes para la liga de la harina”, indispensable para la elaboración de panificados. “No es que nos ponemos exquisitos; es que es bajísimo. No liga, y luego la masa no se aguanta el leudado y se quiebra”, graficó.
LEÉ MÁS►El impacto del USDA en los precios agrícolas: qué decisiones tomar hoy
Incluso en los granos de productores que sembraron bajo convenio, donde la mercadería mantiene mejores niveles, los valores están por debajo de lo habitual: se observan trigos de 23/24 puntos y excepcionalmente algunos de 27, cuando el objetivo industrial suele ser más alto.

Como en el caso del acopio, la explicación vuelve a apuntar a la relación entre rinde y fertilización. “Creemos que el productor no se esperaba tan buenos rindes y no reforzó la fertilización”, señaló Imhoff. Además añadió que “con altos rindes suele bajar la calidad porque consume más nutrientes del suelo y no se refuerza” el aporte nitrogenado necesario para sostener la proteína.
Cambios en la exportación y precios segmentados
La preocupación se extendió también al sector exportador. Según Imhoff, “hasta la exportación cambió su modalidad de pago”, pasando a entregar entre 90% y 95% del valor del trigo al momento de la entrega, y reteniendo el saldo contra resultados de análisis de calidad.
LEÉ MÁS►Fenómeno inexplicable: misteriosas líneas en un lote de trigo en Avellaneda
Ahora el molino apuesta a encontrar lotes donde la proteína y el gluten se hayan mantenido, ya sea por manejo o por condiciones ambientales particulares. “Sin duda habrá precios por debajo de la pizarra para trigos comunes, con 18 a 20 de gluten, pero buenos diferenciales para quienes tengan trigo de buena calidad”, anticipó.
Descuentos para el productor: qué implica el bajo nivel de proteína
La tabla comercial vigente para el contenido proteico establece bonificaciones y rebajas que podrían afectar a buena parte de la producción:
- Mayor a 11%: bonificación del 2%.
- 11%: sin bonificación ni rebaja.
- Menor a 11%: rebaja del 2%.
- Menor a 10%: rebaja del 3%.
- Menor a 9%: rebaja del 4%.
LEÉ MÁS►De la tierra al vaso: la importancia de la cebada sustentable en la industria cervecera
Considerando que en muchas zonas los valores de proteína se ubican entre 10,3% y 10,4%, la mayor parte de los productores ingresará directamente en el nivel de rebaja del 2%, y en casos más críticos —con proteína por debajo de 10%— se aplicarán descuentos de 3% o 4%.
Además, para lotes con peso hectolítrico inferior a 75 kg/hl, se eliminan las bonificaciones por proteína, aunque los valores fueran adecuados.
