MEPROLSAFE y CARSFE aseguran que la producción lechera 2025 se mantiene dentro de los promedios históricos y desmienten un exceso de oferta. Según datos oficiales, los tamberos enfrentan precios estancados, costos en alza y una industria con dificultades para absorber la demanda.
La Mesa de Productores Lecheros de la Provincia de Santa Fe (MEPROLSAFE) y la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (CARSFE) emitieron un comunicado conjunto en el que rechazan la versión de una “sobreoferta de leche cruda” difundida recientemente desde entidades industriales.
Las entidades rurales cuestionan el diagnóstico de sobreoferta
Los productores santafesinos aseguran que los volúmenes actuales se mantienen dentro de los niveles históricos y que la problemática del sector no se debe a un exceso de producción, sino a dificultades propias de la industria para adaptarse a las condiciones de mercado.
Según el análisis de los tamberos, basado en datos oficiales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP), la producción acumulada durante los primeros ocho meses de 2025 ronda los 7,2 mil millones de litros, cifra que se ubica por debajo de los registros de años con condiciones climáticas normales, como 2021, 2022 o 2023. En ese sentido, las entidades consideran “fuera de contexto” comparar los actuales niveles de producción con los de 2024, un año que califican como “muy malo para la producción primaria” debido a los efectos adversos del clima.
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El informe sostiene que la producción de 2025 se encuentra apenas un 4,1 % por encima del promedio de los últimos 11 años, lo que, a juicio de los productores, no debería representar un obstáculo para la capacidad de procesamiento de la industria. “No existe un exceso de oferta de leche; estamos produciendo dentro de los valores promedio de la última década”, subraya el documento.
MEPROLSAFE y CARSFE apuntan a problemas de adaptación en la industria láctea
Desde MEPROLSAFE y CARSFE atribuyen la actual tensión en la cadena láctea a “una situación especial de dificultad del sector industrial para adaptarse a los volúmenes de demanda”, más que a un crecimiento desmedido de la producción. En esa línea, advierten que la demanda de consumo interno mantiene un ritmo estable, y que la falta de respuesta de la industria podría comprometer la capacidad del país para abastecer tanto al mercado local como a una población mundial en expansión.

En el plano económico, los productores expresaron su preocupación por la pérdida de rentabilidad en el tambo. Según el comunicado, el precio en pesos que percibe el productor se encuentra estancado desde hace tres meses, con un aumento acumulado de apenas 6,9 % entre enero y septiembre de 2025, frente a una inflación anual del 22 %. En términos interanuales, la brecha es aún mayor: mientras la inflación alcanza el 31,8 %, el precio SIGLEA refleja un incremento del 11 %.
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A esta ecuación se suman los altos costos de producción, especialmente en alimentación animal —maíz, soja y balanceados—, insumos dolarizados, combustibles y energía. “La overa come dólares y produce pesos”, ironizan los productores, graficando la dificultad de sostener la actividad en un contexto de costos crecientes y precios rezagados.
Finalmente, las entidades remarcaron que los tamberos “no están atravesando un buen momento financiero” y pidieron que se reconozca públicamente la realidad del sector primario. “No existe exceso de oferta —concluyen—. Es un problema de otro eslabón. Somos la producción primaria, la que nunca afloja”.