El mildiu del girasol volvió a registrarse con fuerza en el centro y norte de Argentina, afectando incluso a materiales considerados resistentes. Especialistas advierten sobre la posible aparición de nuevas razas del patógeno y recomiendan ajustar fechas de siembra y monitorear los lotes.
La presencia de mildiu en lotes de girasol en el centro norte de Argentina puso en alerta a investigadores y asesores, ante la posibilidad de un quiebre de la resistencia genética que tienen los híbridos contra el pseudo hongo que causa la enfermedad o bien la aparición de nuevas razas, incluso adaptadas a zonas climáticas donde antes no había inconvenientes.
Brotes de mildiu en girasol preocupan al sector técnico y productivo
Frente a esta situación, ASAGIR (la Asociación Argentina de Productores de Girasol) junto a INTA y un conjunto de universidades, entre las que se encuentra la UNL (Universidad Nacional del Litoral), lanzaron una campaña para obtener información a nivel de lotes. Para ello confeccionaron una encuesta que permita relevar la dispersión e importancia de la enfermedad, también conocida como enanismo del girasol. «Si vio en sus lotes esta enfermedad (incluso pocas plantas) le solicitamos complete la encuesta. Su aporte es clave», indica el mensaje que circula por redes sociales.
En Santa Fe, el ingeniero agrónomo y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL Sebastián Zuil es uno de los encargados de difundir la encuesta. En diálogo con AIRE Agro, indicó que las detecciones de mildiu (o downy mildew) en girasol durante la campaña en curso encendieron las alertas en el centro y norte argentino. La aparición de la enfermedad en zonas donde históricamente no presentaba inconvenientes plantea interrogantes sobre un posible quiebre en la resistencia genética de los híbridos o la circulación de nuevas raza del patógeno.

Zonas afectadas y niveles de incidencia del mildiu
“Estamos encontrando desde Chaco hasta Videla, pasando por Reconquista, Malabrigo y toda esa zona, pero a futuro van a aparecer más lotes al sur”, señaló el asesor privado. Según precisó, los niveles de daño “van desde trazas hasta lotes con 40 o 50% de incidencia”, un rango que varía según el híbrido y las condiciones ambientales. “Hay de todo: desde los que ya sabíamos que eran susceptibles hasta híbridos que son resistentes o con curasemillas, en los que estamos encontrando cosas raras”, explicó.
El ingeniero recordó que al mildiu “lo provoca un hongo de la familia de los oomycetes de gran complejidad que puede ingresar a la planta por la raíz o por las hojas y es un problema en todo el mundo”. En la campaña actual, las condiciones ambientales fueron propicias para su desarrollo: “Son dos condiciones que se están dando —temperaturas frescas al amanecer y lluvias semanales—, eso hace que empiecen a aparecer focos de infección”.
Zuil detalló que la infección primaria se produce cuando la espora del patógeno alcanza las raíces. “La espora tiene una colita y nada hasta llegar a las raíces. Es la infección más peligrosa y más intensa porque afecta la plántula apenas está emergida”. En cambio, la infección secundaria, cuando el ingreso es por las hojas, “necesita rocío” y suele ser menos severa.
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Híbridos resistentes bajo presión: posible quiebre genético frente al mildiu
La enfermedad no es nueva en el país, pero su reaparición con esta intensidad genera preocupación. “Hace muchos años que está en Argentina y por eso se desarrollaron híbridos resistentes”, recordó el ingeniero. Sin embargo, advirtió que “este año, cuando se dieron las condiciones, en híbridos resistentes están empezando a aparecer focos de infección, señal de que tal vez tengamos una raza nueva de este hongo u otra ya conocida que se dispersó”.

Según explicó, muchos materiales utilizan un gen de resistencia muy usado, y “en 2020 ya habíamos detectado una raza que había quebrado esta resistencia”. En esta campaña, “volvemos a tener problemas con esa raza específica”.
El asesor también alertó sobre la pérdida de eficacia de algunos curasemillas: “Los híbridos que vienen tratados también están mostrando infecciones, con lo cual sospechamos que puede haberse roto la resistencia de ese producto”. Si esto se confirma, la recomendación técnica es “sembrar un poco más tarde, de manera tal que se elevan las temperaturas medias y eso hace que el hongo no pueda desarrollarse”.
Por su parte, la fitopatóloga Margarita Sillón, consultada también por AIRE Agro, explicó que el Plasmopara halstedii “es un pseudo hongo biotrofo, es decir, que queda en la semilla”. En etapas tempranas del cultivo, los síntomas incluyen “retardo del crecimiento, un fieltro blanco sobre cotiledones y las primeras hojas, e incluso la muerte de la planta”. Si la infección ocurre desde la semilla, “durante la floración el capítulo queda más chico, parcialmente estéril y horizontal”. Otros signos menos frecuentes son el acortamiento del pedúnculo o ramificaciones secundarias sin enanismo.
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Recomendaciones de manejo y fechas de siembra sugeridas por especialistas
Sillón subrayó que “el agua es determinante en el ciclo de este pseudo hongo”. Por su naturaleza, cercana a las algas, “hay una fuerte correlación entre la lluvia acumulada cinco días antes y después de la siembra y la tasa de plantas con síntomas”. Por eso recomendó que los productores revisen el régimen de lluvias en torno a la siembra de cada lote y eviten anticipar las fechas. “No anticipar la siembra a julio. La fecha óptima en el centro norte de Santa Fe y Chaco es entre mediados de agosto y mitad de septiembre. Si la anticipamos, incrementa el riesgo de infección porque la germinación y la emergencia se dan con bajas temperaturas, que son óptimas para el patógeno.”

La especialista destacó que el manejo debe basarse en la resistencia genética, la elección del híbrido y las rotaciones adecuadas. “Si el lote tiene antecedentes de mildiu, debemos considerar su uso con otro cultivo el próximo año y pensar en realizar labranzas que favorezcan la destrucción del inóculo primario.”
Sin embargo, advirtió que “si hoy vemos los síntomas, ya no se puede hacer nada en este momento”, por lo que el relevamiento es clave: “Los lotes quedan contaminados y necesitamos saber cuán extendido está el problema”.
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Ambos especialistas coincidieron en que la situación requiere información precisa y cooperación entre productores, técnicos e instituciones. Zuil destacó que el relevamiento que impulsa la red público-privada “es un sistema de alerta” para conocer los híbridos afectados, fechas de siembra y niveles de incidencia. “Si uno tiene 5% de plantas perdidas por mildiu no sería un problema mayor; más que multiplicar el inóculo para futuras campañas. Pero si la incidencia supera el 20%, se convierte en un problema serio”, concluyó.
Los reportes desde Chaco, donde se detectaron lotes con alta incidencia pese a no ser una zona de bajas temperaturas, sugieren además que “esta raza que está dando vueltas puede tener una adaptación diferente a condiciones más cálidas”. Un dato que confirma que el mildiu, lejos de ser un problema del pasado, vuelve a estar en el centro de la atención sanitaria del girasol argentino.