Las inundaciones en 9 de Julio, Buenos Aires, afectan al 70% de la superficie productiva con graves pérdidas económicas y laborales. Productores reclaman obras hídricas urgentes ante el colapso de tambos, fábricas y caminos.
El partido de 9 de Julio, en Buenos Aires, atraviesa una de las peores inundaciones de los últimos años. Las recientes lluvias, que oscilaron entre los 70 y 120 milímetros, agravaron una situación que ya era crítica: en lo que va del año, las precipitaciones acumuladas alcanzaron entre 1.150 y 1.200 milímetros, muy por encima de la media histórica anual de 800.
“Todavía tenemos por delante las lluvias de primavera, que suelen rondar entre 300 y 350 milímetros. Eso hace que la perspectiva sea gravísima”, advirtió la productora ganadera Patricia Gorza, quien remarcó que la región está al borde del colapso.
El 70% de la superficie productiva de 9 de Julio quedó inutilizada
Un mes atrás, a mediados de julio, un informe satelital mostraba que alrededor del 40% del partido presentaba agua en superficie. Sin embargo, el área productiva inutilizada treparía al 70%, dado que las tierras circundantes tampoco son accesibles ni trabajables.
Las consecuencias se reflejan en cierres de tambos y paralización de fábricas. En las últimas semanas, dos establecimientos lecheros debieron liquidar su rodeo y una planta láctea debió pausar la elaboración, sumiendo a unas 60 familias en una total incertidumbre. “En una zona donde la producción agropecuaria es la principal fuente laboral, es imposible sustituir ese ingreso, lo que deriva en una situación productiva, financiera, económica y humanitaria muy delicada”, señaló Gorza.
La infraestructura vial y los canales también se encuentran comprometidos. “Hoy está colapsada la red vial, los canales desbordan e inyectan más agua en campos que ya no resisten”, describió.
Reclamo de los productores: obras hídricas para evitar nuevas inundaciones
El problema, coinciden los productores, no es solo climático sino estructural. El partido de 9 de Julio carece de desagote natural y depende exclusivamente de obras hidráulicas que conduzcan el excedente hacia la cuenca del río Salado. “Si el agua no se saca por canales, puede quedar hasta dos años generando dificultades para los productores”, explicó Gorza.
La falta de infraestructura se traduce en pérdidas que podrían derivar en quebrantos irreversibles para el sector. “Lamentablemente, desde marzo que estamos inundados, y ningún estamento del Estado ha estado a la altura: ni el municipio, ni la provincia, ni la Nación. Lo más indignante es que es una situación 100% evitable. No se puede evitar la lluvia, pero sí se puede hacer que el agua circule”, cuestionó.
LEÉ MÁS►Gripe aviar en Argentina: confirman un caso en Buenos Aires y suspenden exportaciones
De persistir el panorama, advierten los productores, podrían repetirse episodios de crisis anteriores en los que muchos debieron desprenderse de sus campos. “Estamos tratando de visibilizar todo lo posible la situación para ver si en algún momento alguien se hace eco de lo que nos está pasando”, concluyó la productora.