En las últimas cinco décadas desaparecieron casi 300.000 unidades productivas, concentrando la tierra y debilitando la base del agro. El impacto de los derechos de exportación y un escenario económico que revive errores de los años 90 amenazan con profundizar esta tendencia.
Actualizo esta columna en el marco de los 116 años de la fundación mi amado Bigand. 1909, mismo año en el que llegaron mis bisabuelos, como los de tantos de quienes habitamos esta fértil tierra santafesina.
Inspirado en datos compartidos por el periodista Carlos Etchepare, exploraremos el proceso de desaparición de productores agropecuarios y sobre los peligros de repetir errores del pasado, especialmente los de los años 90. Finalmente, invitamos a reflexionar sobre cómo revertir esta tendencia.
¿Cómo evolucionó la cantidad de productores agropecuarios?
Si observamos el siguiente gráfico, en 1914 existían 310.000 unidades productivas, de un tamaño promedio de 540 hectáreas.
La intensificación de la ola inmigratoria, y los efectos del Grito de Alcorta, entre otros, permitió la supervivencia y florecimiento de pequeños productores llegando en 1970, al máximo de 545.000, con un tamaño promedio de 395 hectáreas.
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Sin embargo, a partir de dicha década la desaparición fue sistemática hasta llegar, de acuerdo al último censo agropecuario en el año 2.018, a 249.000 unidades.

De la gráfica se desprenden tres conclusiones:
- Desde 1.970, se extinguieron casi 300.000 productores agropecuarios
- La mitad desapareció entre 1970 y 1988, y el resto a partir de ese año.
- En promedio, se produjo un proceso de concentración de la tierra hacia 635 ha/productor
Resulta sorprendente, por no decir frustrante como generación, que 111 años después, existen 60.000 productores menos que en la era de nuestros ancestros.
¿Cuánto han tenido que ver los DEX en estas tendencias?
Los derechos de exportación en Argentina existen desde 1862, durante el gobierno de Mitre. Se crearon para recaudar y desacoplar precios internos. Al afectar al productor, funcionan como un impuesto que reduce el valor local de los bienes gravados.
Desde 1972 se introdujeron los “derechos especiales móviles”, limitados al 15% del valor FOB. El gobierno militar de 1976 eliminó casi todas las barreras impositivas a la exportación, pero fueron reintroducidas en 1982 por el ministro Roberto Alemann.
A partir de dicha fecha este gráfico de la Bolsa de Cereales Córdoba muestra su evolución

Si lo relacionamos con la estadística de desaparición de productores, podemos observar cómo desde 1982 hasta 1991, coinciden con máximos porcentuales de retenciones en maíz (31%), trigo (30%) y soja (41%). Costumbre fiscal sólo argentina, que se replica a partir del 2002, con máximos para soja del 35%, para el trigo 28,5% y 25% para el maíz.
Si bien nuestro actual presidente Javier Milei el 25 de enero por decreto 38/2005 redujo hasta el 30/06 las “retenciones” del 33% al 26% para la soja y del 12% al 9,5% para el maíz, y el trigo, renovando la misma para el cereal dorado.
Como puede observarse en el siguiente gráfico de la consultora 1816, para aprovechar esta ventana temporal, los exportadores declararon U$s 8.150 M, y se espera una liquidación cercana a los U$s 4.550 durante las tres primeras semanas de julio, mes en el que se generaría la mayor liquidación de divisas del agro de la historia, luego de setiembre de 2022 con el primer dólar soja.

Poniendo lupa en «los 90»
Es cierto que, a partir del 91, el plan de convertibilidad eliminó los DEX en trigo y maíz, manteniendo al poroto de soja al 6% que luego redujo al mínimo del 3,5%.
El tipo de cambio se empeñaba seguir atado en la convertibilidad, con dólar bajo para liquidar exportaciones, mientras los costos aumentaban en dólares, se abría la importación, se concentraron las industrias y dejó a muchas pymes en el camino, incluido 95.000 productores.
¿Estaremos en un «déjà vu» de los años 90?
Esta última semana el gobierno tomó medidas para contener la suba del dólar vía tasas:
- Intervino el mercado cambiario vendiendo dólar futuro
- Aspiró liquidez vía pases pasivos en bancos
- Inyectó $ 10 billones de desarme de LEFI y emitió LECAPS por 4705 billones convalidando tasas de hasta el 47,81%, (una suba de 10 puntos).
Entre tipo de cambio y tasas el gobierno eligió tasas, situación que afectará a la actividad productiva que necesita financiamiento para su capital de trabajo e inversiones.
El aumento de los costos en dólares, tipo de cambio retrasado y no competitivo como en los 90, convivieron con niveles de DEX de los más bajos de la serie (3,5% sólo en soja), y aún así han dejado casi 100.000 productores en el camino.
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Lo expuesto refleja que es insostenible, ante un contexto similar a aquella década, mantener los actuales niveles de derechos de exportación expropiatorios, que extinguen no sólo a los productores sino también afecta a su cadena de suministros.
¿Qué ocurrió cuando se bajaron los DEX?
En el 2015 en la presidencia de Mauricio Macri, nuevamente se eliminan los derechos de exportación en trigo y maíz, y baja al 30% para el poroto de soja y el 27% para sus subproductos,
Sus efectos positivos se reflejan en estos datos resumidos que surgen de una valiosa infografía de la Fundación FADA.

Reflexión final
Los argumentos vertidos piden a gritos la eliminación de los derechos de exportación antes que sea demasiado tarde.
A nuestros gobernantes. Despierten. Están a tiempo de cambiar la historia, que los argentinos ya no queremos repetir. Invertir en la baja de DEX les compensará con mayor actividad económica y desarrollo. La historia también lo muestra.
Al campo argentino. Despertemos. Semejante renuncia y esfuerzo de nuestros bisabuelos, merecen otro destino. Desde 1970, época en la que nací, si bien fuimos testigos de una revolución verde y tecnológica inusitada, también vimos como el déficit fiscal, la devaluación, la inflación y asfixia fiscal a través de los derechos de exportación extinguieron al 54% de los productores agropecuarios.
Hoy tenemos el deber moral, el latido de nuestra sangre gringa de unir nuestras voces y frenar las causas de este exterminio, transformando nuestra gestión y nuestra amada Argentina.
Por nuestras raíces, por quienes hoy somos y también los que vendrán.
La vida es una rueda y hay que seguir girando para escribir juntos un capítulo con otro final.
Es éste mi por qué. Es mi latido, acompañar al campo, desde las personas y las finanzas, a sobrevivir y desarrollarse en la epopeya de producir en Argentina. Para vos. Por ellos, honrando su memoria y continuando su legado.
(*) La fotografía que abre esta nota es de mi abuelo Arduino Ortolani y sus hermanos en el campo -Siembra cosecha y transporte en equipo