Con acumulados por encima de lo habitual, las precipitaciones de este mes mejoraron las reservas hídricas en regiones clave. Aunque persisten desafíos en la siembra, las condiciones superan incluso las del ciclo récord de 2021 y fortalecen las proyecciones para el trigo 2025/26.
Las lluvias inusualmente generosas registradas en julio están dando un impulso fundamental a la campaña triguera 2025/26, mejorando de forma notable las reservas de humedad en gran parte del país y renovando las expectativas de producción. Así lo indica el último informe semanal de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Lluvias fuera de lo común: cómo cambió el perfil hídrico en julio
Del 1 al 10 de julio, provincias clave como Buenos Aires y Córdoba recibieron acumulados de lluvia muy superiores a lo habitual para este mes. En Buenos Aires, el 60% del territorio recibió entre 15 y 80 mm, con picos destacados de 60 mm en Daireaux y 80 mm en Bolívar. En Córdoba, los valores oscilaron entre 10 y 20 mm, con sectores del sur y este provincial que llegaron a registrar hasta 40 mm. También la región núcleo sumó entre 10 y 20 mm en las últimas 24 horas.
Estas lluvias —atípicas para un mes de julio— han mejorado sensiblemente las condiciones de humedad del suelo. De hecho, el análisis de reservas al 16 de julio muestra una mejora significativa frente al inicio del mes, e incluso se reportan zonas con excesos hídricos en Buenos Aires.
Lo destacable es que estas condiciones superan las registradas en esta misma fecha durante 2021, año en el que Argentina alcanzó el récord histórico de producción de trigo con 23 millones de toneladas.

Recortes en la siembra: qué zonas pierden superficie y por qué
Pese a este escenario hídrico favorable, las lluvias también generaron complicaciones. En particular, los excesos de humedad están dificultando las últimas labores de siembra en algunas regiones, como el sudeste de Buenos Aires.
A nivel nacional, se estima una reducción de 200.000 hectáreas respecto a la intención inicial, debido a las dificultades operativas y a la falta de agua en zonas específicas del norte. El recorte se concentra en Buenos Aires (100.000 ha), Chaco (60.000 ha) y Santiago del Estero (40.000 ha), especialmente en áreas como el noroeste bonaerense y el este chaqueño.
Con poco más del 90% del trigo implantado y ventanas de siembra aún abiertas en Buenos Aires y La Pampa, la superficie total se ubicaría en torno a los 6,9 millones de hectáreas, un nivel similar al de la campaña anterior. En un contexto de clima normal y rendimientos promedio, la producción podría rondar los 20 millones de toneladas.
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En el noreste del país, la situación es más crítica. En regiones como Chaco y el norte de Santiago del Estero, afectadas previamente por la sequía que golpeó los cultivos de soja y maíz, las esperanzas estaban puestas en el trigo como salida financiera. Sin embargo, la falta de lluvias durante más de 40 días paralizó la siembra y comenzó a deteriorar los lotes implantados. Los productores ahora centran su atención en agosto, con la expectativa de que las lluvias permitan avanzar con la siembra de girasol.
En paralelo, en el sudeste bonaerense también se observa una tendencia creciente entre los productores a considerar alternativas al trigo, como la cebada, el girasol y el maíz, que aparecen como opciones más rentables ante las dificultades actuales.