Cómo reducir agroquímicos con corredores biológicos en la agricultura
Ambas estrategias buscan mejorar la sustentabilidad del sistema productivo sin afectar la rentabilidad. «El objetivo es reducir la cantidad de aplicaciones de agroquímicos y aumentar la productividad, aunque sabemos que no es de un día para el otro», afirmó Pérez.
El técnico explicó que los corredores biológicos consisten en la generación de ambientes propicios para organismos benéficos. «Se trata de generar espacios donde los enemigos naturales de plagas puedan reproducirse y actuar sobre el sistema productivo», detalló. Estos incluyen predadores naturales, lo que permite un control biológico dentro del sistema agrícola. La siembra de especies florales en estas áreas proporciona alimento a insectos polinizadores y enemigos naturales de los insectos dañinos. «Estamos viendo que la presencia de estos corredores mejora el equilibrio ecológico en los lotes», agregó.
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En algunos casos, los corredores se establecieron en las vías de escurrimiento de curvas de nivel. «Aprovechamos estos espacios para sembrar especies con floración primaveral, como alfalfa, melilotus, lotus, crotalaria, festuca y cebadilla«, explicó Pérez. Algunos productores incorporaron crotalaria para garantizar floración durante todo el año.
Esta práctica ya se aplica en campos productivos y ha mostrado mejoras en soja, girasol y maíz. «En las bases de datos CREA hemos visto que los corredores biológicos están asociados a mejores rendimientos en distintos cultivos», indicó el asesor.
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El manejo de los corredores biológicos incluye un primer año sin intervención para generar un banco de semillas. Luego, se gestionan como una pastura, realizando cortes periódicos para evitar la proliferación de malezas invasoras como sorgo de alepo y rama negra. «Durante el primer año dejamos que las especies semillen para que el sistema se mantenga a lo largo del tiempo», explicó Pérez. «Después, realizamos cortes estratégicos para evitar la competencia con especies no deseadas», agregó.
Por otro lado, el asesor de CREA impulsa la asociación de cultivos como estrategia para reducir la aplicación de fertilizantes nitrogenados. En particular, destacó la combinación de vicia y crotalaria con sorgo granífero. «Esta asociación genera una simbiosis: las leguminosas fijan nitrógeno y el sorgo lo aprovecha, lo que nos permite evitar la fertilización nitrogenada», afirmó. La interacción entre estos cultivos genera un sinergismo, en el cual las leguminosas fijan nitrógeno, beneficiando al maíz o al sorgo sin necesidad de fertilización química. «Ya probamos esta técnica con maíz y sorgo, y observamos que reduce costos sin afectar el margen bruto», explicó Pérez.
Esta técnica permitió evitar el uso de herbicidas. «Si aplicamos herbicidas preemergentes, terminamos matando las leguminosas, por lo que el sistema debe manejarse de otra manera», detalló. Pérez señaló que se obtuvieron reducciones de 20 a 30% en productividad, pero el margen bruto se mantuvo constante. «La ecuación económica se mantiene porque reducimos costos de insumos y mejoramos la calidad del rastrojo», aseguró.
El impacto económico de la asociación de cultivos se refleja -por ejemplo- en la soja sembrada sobre antecesores combinados con vicia o crotalaria, con un incremento del 5% en productividad. «El rastrojo de estos cultivos es de mejor calidad y libera más nutrientes al suelo, lo que impacta positivamente en la producción de la siguiente campaña», concluyó Pérez. Destacó que el objetivo es mantener la rentabilidad mientras se avanza hacia un modelo más sustentable y eficiente en el uso de recursos naturales.