La Bolsa de Comercio de Rosario advierte sobre un fuerte retraso en la implantación del trigo
Uno de los factores determinantes ha sido el abrupto cambio en el régimen pluvial. Mientras que en mayo del año pasado las precipitaciones promediaron los 8 milímetros, este mes cerrará con un promedio regional de 110 mm, y con registros excepcionales como los de Chacabuco, donde se acumularon 498 mm, más del doble del mayor valor en los últimos 20 años. En total, el 40% de la región núcleo muestra suelos saturados, lo que limita fuertemente el ingreso de maquinaria y retrasa las labores de implantación.
En el sudeste de Santa Fe, la situación es especialmente delicada. Productores y técnicos locales advierten que, si se producen nuevas lluvias, habrá lotes que no podrán sembrarse. “Va a ser una siembra muy lenta, muy trabada, se va a enterrar mucho rastrojo. Pero si llueve otra vez, no vamos a poder hacer el cambio a ciclo corto por la baja disponibilidad de semilla y van a quedar lotes sin poder hacer. Y ojo, porque muchos lotes ya tienen puesta la urea”, señalaron asesores técnicos en la zona.
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A pesar de las dificultades, hay regiones dentro de Santa Fe donde aún se mantienen las intenciones de siembra, impulsadas por la buena humedad en el perfil del suelo y por el rol del trigo dentro de la rotación agrícola. En localidades como Carlos Pellegrini y Bigand, se espera incluso un incremento del 10% en la superficie sembrada respecto al año anterior, aunque la ventana para concretarlo se acorta.
Trigo en riesgo: técnicos proyectan caída del área sembrada en zonas clave según la Bolsa de Comercio de Rosario
El norte bonaerense, que representa el 20% del área triguera de la región núcleo, está particularmente afectado. Con campos anegados y sin movimiento de sembradoras, la incertidumbre domina el panorama. Desde General Pinto, señalan: “es una incógnita cuánto se va a sembrar, hay cero movimiento: ni sembradoras ni gente preguntando por insumos”.
En contraste, en el sudeste de Córdoba, como en Corral de Bustos, ya comenzaron las primeras siembras. Aun con márgenes ajustados y escaso entusiasmo económico, los beneficios agronómicos del trigo empujan a los productores a sostener el cereal en la rotación.
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Rentabilidad negativa: otro freno para la siembra de trigo
El contexto económico también condiciona la campaña. La rentabilidad esperada es baja: en campo propio, se estima en 90 dólares por hectárea, pero en campo alquilado se proyectan pérdidas de hasta 61 dólares por hectárea, con rindes estimados en 40 quintales por hectárea. Estos números desincentivan a muchos productores, especialmente considerando que hace un año el precio del trigo era un 23% superior.
La combinación del trigo con soja de segunda mejora los márgenes, en especial en campo propio, donde podría alcanzarse un resultado de 397 u$s/ha. Sin embargo, en caso de no poder sembrar trigo, muchos productores analizan volcarse al maíz temprano como alternativa para sostener la rotación de gramíneas. Este cultivo, con rindes proyectados de 100 qq/ha, muestra márgenes estimados de 434 u$s/ha en campo propio.